Capítulo 9: Te Encontré

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           Ya era tarde, mis padres dormían. Era el momento perfecto para ir en busca de Diego. Así que me vestí. Bajé cuidadosamente las escaleras. No quería que mis padres se alertaran. Crucé la sala, y salí. Me llevé la copia de la llave de la casa, cerré la puerta, y puse la llave en mi bolso. Cuando miré alrededor, todo estaba oscuro. La calle era iluminada por la luz de los focos, y el resplandor de la luna. Sentí nervios, pero debía salir adelante. Así que, caminé adelante. Seguí caminando , cada vez miraba hacia atrás y aveces sentí mil ganas de volver atrás . Pero esas ganas, se volvían en las de ver a Diego. Así que seguí adelante.

Creo que ya iba a mitad del camino, eso me emocionaba. Ya quería llegar. Estaba cerca.

Mi mente estaba llena de cosas. No eran malas, pero pensaba en muchas cosas. Sentía frío al caminar. Ya casi llegaba.

Luego de unos minutos, frente a mi, un poco lejos, estaba aquella casa blanca y gigantesca. Suspiré de emoción. Caminé y caminé para llegar. Cuando llegué me pare justo en frente de la puerta. No había creído que había llegado.

No me atreví a tocar la puerta. No me atreví siquiera a hablar. Cuando intenté abrir la puerta me di cuenta de que estaba abierta. Así que lentamente entré. No llame ni dije nada, solo entré. No habían luces encendidas, al menos no donde yo estaba.  Así que caminé, en un momento llegué a sentir miedo, por que no sabía si me encontraba sola en esa casa.

Subí las grandes escaleras, mirando cuidadosamente. Caminé hacia un pasillo donde había tres puertas, una de ellas tenía la luz encendida. Así que, caminé hacia ella. La puerta solo estaba junta, no estaba cerrada. Abrí la puerta, y entré. Justo ahí, estaba pasando él. Era Diego. Aún no me había visto. Estaba sin camisa, con un mahón. Su cuerpo mostraba unos músculos increíbles. Cuando se volteó, me notó. Se quedó tan paralizado, sin siquiera sonreír. Así que lo miré, y sonreí.

Diego sonrió.
- Jane,que haces aquí?

- Quería verte. Tu también fuiste a mi casa, no debe impresionarte verme.

- Bienvenida...

- Diego... Yo...quiero decirte que...Quería invitarte a salir. Vico llevará a un amigo, y yo quiero que me acompañes. Creo que iremos a una discoteca al aire libre. Me preguntaba si, quieres ir conmigo.

Diego me miró con ojos de hipnotizado.   No dijo nada. Miró al suelo, como si pensara algo. Luego de unos segundos me miró.

- Pues, sería un placer acompañarte. Sería un placer ir contigo. - me dijo sonriendo.

Diego se acercó a mi, y me invitó a tomar algo. Acepté y bajamos. Tomamos algo de café. Él en todo momento me miraba como si no lo creyera. Como si no creyera que yo estuviera con él.

- Y, no sabía que fueras a venir hasta acá caminando, solo para invitarme a salir. - me dijo Diego.

- También, quería venir, a molestarte. Como tu lo hiciste conmigo. Quería aparecer sin razón , y verte.

Le estaba diciendo la verdad, aunque lo que realmente le quería decir era que estaba allí para verlo y ya. Para invitarlo por que quería y tenía mil ganas de que fuera conmigo. Por que cuando lo veía, mi corazón se llenaba por completo. Por que lo quería.

Hablamos un rato, nos reímos. Varias veces lo vi pensar tan serio. Llegué a asustarme. No quería que pensara algo malo. No quería que se sintiera mal o algo. Solo quería mirarlo, y enamorarme más.
Luego salimos a fuera, al balcón que era completamente iluminado por la luz de la plateada luna. Nos pusimos frente al mar.

- Oye, Jane, eres única. Cada vez que te veo, me enamoro más de ti. Cada vez , me hace más feliz verte. Quisiera que estuvieras aquí para siempre.

- Eso, eso es algo que podría ser realidad. Algún día. Yo quiero intentarlo.

Diego me miró de una manera que me hizo suspirar y querer abrazarlo. Pero, el se acercó a mi. Yo estaba mirando hacia el suelo. Él me alzó la cabeza, para que lo mirara. Acarició mi mejilla, y hundí mi mejilla en su mano. Me abrazó. Rodeó mi cintura con sus brazos, y yo lo abracé por la espalda. Sentía como apretaba su cuerpo contra el mío. Era un abrazo perfecto. Mi cabeza quedaba en su pecho, era muy alto. Yo podía permanecer allí hasta que amaneciera. Sentía su cariño. Quería que me quisiera más.

- Jane, tu... Llegaste a mi. Gracias. Tu llegaste a mi, y cuando te vi fue lo mejor. - decía mientras me abrazaba.

Cuando el abrazo terminó, lo miré fijamente. Y le sonreí.

- Gracias a ti, por estar en aquel lago congelado. Por se tan extraño pude encontrarte.

- Quédate aquí, hasta mañana.

- Diego, eso es imposible. Mis padres, se darán cuenta y me matarán.

- Vamos, por favor. Quédate . Estarás segura aquí. Conmigo.

- No Diego, no puedo.

- Me harías tan feliz.- me susurró al oído.

Lo miré, y se dio cuenta de que con mi mirada le decía que no.

- Esta bien.... Es cierto. ¿ Quieres que te lleve a tu casa?

- Te lo agradecería.

Nos subimos al auto, y me llevó a casa.
Antes de irse, me dijo que me quería . Solo le dediqué una sonrisa, no quería parecer apresurada y decirle que yo igual. Quería ser normal, que él supiera que quería conocerlo más, y que quería enamorarme de todo lo que conociera de él.  Pero todo poco a poco.

Quería que algún día de su boca pudiera escuchar las palabras  "te amo".

Yo no tengo idea de todo lo que podía llegar a sentir por él. No sabía como sería mis historia con él. Quería comenzar una, pero no sabía hasta donde podía llegar. Nadie lo sabe. Pero yo, quería tener una historia con él. Me resultaba linda la idea de que algún día podíamos llegar a amarnos.

 Maldita PasiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora