Maldita máquina

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Sonó la alarma justo a la hora acordada, eran las 6:30.
Busqué ropa adecuada para mi nuevo trabajo y la coloqué sobre mi cama.

Quince minutos después me encontraba vestida, peinada y maquillada.
Sólo me quedaba desayunar.

Luego de desayunar, tomé mis cosas y me dirigí hacía mi nuevo lugar de trabajo.

Media hora después me encontraba en el despacho del señor Kerrington.

- Buenos días señor, ¿necesita algo? -

- Buenos días señorita, sólo un café y luego ordene mi agenda y algunos legajos que se encuentran en su escritorio -

- Ya se lo traigo -

Por lo menos hubiese dicho un "por favor" pero no fue así, a leguas se notaba que era un imbécil. En la secundaria había por montones de su raza.

¿Raza?, ni que fuera un animal. Me reí por la ocurrencia que había pasado por mi cabeza.

- ¿Se puede saber de qué se ríe señorita? -

- De nada señor - dije poniéndome rígida.

- Entonces si no se ríe de nada, apresurese con mi café, hoy no estoy de humor -

- Claro señor, ya se lo traigo enseguida -

Maldito arrogante.

Caminé hacía la máquina de hacer cafés, seleccione la opción de cafe, el señor no me había dicho como lo quería. Supuse que ese estaría bien.
Comencé a golpear la máquina ya que no salía el café.

- Maldita porquería, ¿porqué no andas? -

- ¿Problemas con la máquina? - dijo una voz detrás de mi.

- Eso es lo que parece - suspire.

- ¿Necesitas ayuda? -

- Si por favor, si no le llevo rápido el café el señor Kerrington se enojara conmigo -

- Tranquila, soy Dylan Smith - dijo con una hermosa sonrisa.

- Soy Alice Morgan - dije estrechandole la mano.

- La nueva asistente de Kyle - asenti.

Hablamos un par de minutos más. Miré mi reloj de mano, habían pasado más de diez minutos. El señor me matará.

- Lo siento Dylan, en otro momento hablamos - dije caminando hacía el despacho del señor Kerrington.

- ¿Puedo invitarte a comer? -

- Claro, por qué no - dije sonriendo.

- Te paso a buscar en el descanso - asenti.

Caminé con paso apresurado hacía el despacho.
El señor se encontraba mirando su reloj de mano, el cuál se notaba que era uno muy costoso, uno que yo nunca podría tener.

- Tarde señorita Morgan, diez minutos tarde -

- Lo siento es que la máquina no funcionaba -

- Y por eso se puso a conversar con el señor Smith en horas de trabajo -

- ¿Cómo lo sabe? -

- Estuve mirando todo, déjeme decirle que la máquina funciona con monedas no con golpes - dijo divertido. En ese momento quería que me tragara la tierra. Estuvo mirando todo el tiempo desde qué salí en busca de su maldito café.

- ¿Por qué me estaba vigilando? -

- Para que no se desvíe de sus tareas laborales - ¿Qué no me desvíe de mis tareas laborales?, que estupidez.

- No me pondría a conversar con todos los empleados en mi hora de trabajo - dije dejando su café sobre el escritorio.

- Muy bien señorita, espero qué sea así, si no quiere ser despedida el primer día de trabajo - dijo mirándome fijamente a los ojos.

- Lo que usted diga señor - caminé hacía mi escritorio y comencé a ordenar lo que había sobre él.



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