Capítulo 4

1.9K 241 70
                                    


***

El alto se había preparado para el peor de los escenarios antes de ir a por el emperador de Yurchen hasta las limitantes de Goryeo. Salió esa mañana con JongDae, luego de recibir las órdenes de BaekHyun; justo cuando el sol se encontraba en lo más alto del cielo y quemaba sobre su piel intensamente. Habían preparado uno de los carruajes imperiales para hacerle creer a cualquiera que los viera que el mismo emperador iba dentro del vehículo por uno de sus rutinarios viajes hasta las tierras más lejanas del imperio.

A ChanYeol no le había hecho mucha gracia el tener que ocultar la llegada de LuHan, pero también comprendía a la perfección que el tema era delicado y, además, le había prometido a BaekHyun que las cosas estarían bajo control y el más alto preferiría cortarse la yugular antes de ver decepción, tristeza o algo similar, asomarse en los bonitos ojos del emperador. Así que se guardó sus quejas para sí mismo, tratando de no ser tan obvio, no obstante, también era consciente que JongDae había desarrollado cierta habilidad para leerlo fácilmente y esperaba que el tipo no abriera la boca o él mismo se encargaría de hacerlo tragar tierra.

Su comandante no dijo nada y él lo agradeció internamente mientras observaba al tipo dirigir los caballos del carruaje a través de las riendas, siguiéndolo unos cuantos centímetros por detrás sobre otro y simulando que realmente cuidaban de alguien. ChanYeol suspiró luego de un rato, cuando ya se habían alejado lo suficiente del palacio y salido del centro de Goryeo mientras que el sendero se imponía frente a ellos; suave y delicado, silencioso.

Al menos había sido silencioso hasta que escuchó el suspiro exagerado por parte de JongDae luego de un rato.

—¿Qué crees que suceda? —preguntó con una seriedad poco común en él. ChanYeol le notaba preocupado y no estaba de más.

—Ni puta idea. —respondió también con un suspiro y un dejé de resignación hacia lo desconocido. —Pero debemos estar preparado para cualquier cosa.

—Lo sé, señor General. —comentó con la burla regresando a su voz. —Se lo dejaste claro a nuestro lindo emperador. —ChanYeol rodó los ojos.

—Es mi trabajo.

—Claro, tu trabajo. —rió. —Solo por ésta vez te diré que sí, aunque ambos sabemos que tu trabajo está por encima de todo esto.

Soltó un gruñido y se limitó a no decir nada más, no tenía ganas de alargar su discusión con JongDae ni caer en uno de sus juegos en los que seguramente, saldría perdiendo. El otro no dijo nada más y se dedicó a tararear melodías extrañas para ambos mientras el sendero se abría ante ellos cada que avanzaban.

Llegaron a campo abierto cuando el sol comenzaba a ponerse en el horizonte, tiñendo el cielo con lindos tonos rojizos, naranjas y violetas. La temperatura comenzaba a descender y ChanYeol estaba seguro que no tenían mucho tiempo para que anocheciera, sin embargo, pudo observar a lo lejos, la muralla que separaba a Yurchen con los poblados de Goryeo y a uno de los guardias que hacía su ronda en esos momentos charlando con el soldado de Yurchen mientras se carcajeaban escandalosamente.

ChanYeol bajó de su caballo cuando hubieron llegado más cerca y sin que los soldados se percataran aún de su presencia. Enarcó una ceja cuando estuvo detrás del guardia de Goryeo, porque el tipo parecía estarse divirtiendo demasiado de lo lindo, por lo que ChanYeol aclaró su garganta para hacerse notar.

—Me satisface saber que se divierte en su trabajo, soldado. —dijo ChanYeol con seriedad, escuchando la risa socarrona de JongDae a sus espaldas. El guardia se volteó al escucharlo, borrando todo rastro de sonrisa en su rostro cuando su mirada se encontró con el serio semblante del general.

Moonlight [ChanBaek / BaekYeol]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora