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Caminó casualmente por los alrededores del palacio, dónde los grandes e imponentes muros comenzaban a levantarse soberbiamente. ChanYeol siempre se había preguntado cómo sería todo allá adentro, qué clases de cosas maravillosas existían detrás de aquellas impenetrables barreras. 'Hay enormes dragones durmiendo encima de los tejados, gigantescos bosques con árboles más grandes que la señora Jung, lagos con el agua tan cristalina que incluso puedes reflejarte en ella y una hermosa princesa, ChanYeol', le había dicho su amigo JongHoon una tarde, después de hacer su habitual entrega al palacio de pan recién horneado con su padre.
ChanYeol no estaba muy seguro de todo aquello, pero si realmente existían dragones durmiendo en los tejados del palacio imperial, él quería verlo. Así que después de aquel día se había dado a la tarea de merodear por los alrededores del muro perimetral que rodeaba al palacio. Una que otras veces, se quedaba embobado cuando una de las entradas se abría ante él para dejar entrar los diferentes cargamentos diarios que recibía el palacio o viendo los pomposos caballos de los nobles monarcas que llegaban de tierras lejanas como invitados del emperador.
El pobre niño de entonces, diez años, comenzaba a darse por vencido, casi convencido que nunca sería capaz de ver todas aquellas maravillas que JongHoon decía sobre el palacio, porque él había entrado más de una vez junto a su padre. Pero lo vio, ChanYeol pudo divisar a dos hermosos caballos en la lejanía, los cuales halaban con aparente facilidad de un carruaje adornado con finas telas y custodiado por los legendarios guerreros que servían de escolta real. Estaba sin palabras, tanto que no se percató en qué momento había empezado a retener el aire en sus pulmones, especialmente cuando semejante escena se acercaba cada vez más en su dirección.
Podría haberse impresionado con los altos banderines que sostenían los soldados, montados sobre sus caballos, uno a cada costado del carruaje con su intimidante armadura, astutos y listos para atacar a cualquier idiota que se atreviera a atentar con la vida de quien sea que estuviese ahí. Pero no, ChanYeol quedó estupefacto verdaderamente cuando por una de las pequeñas ventanillas que daban a su dirección se asomó el rostro de alguien más.
Una niña, ChanYeol fue capaz de asumir que tendría más o menos su misma edad; una sonrisa tan radiante que casi pudo enceguecerlo, con sus bonitos ojos en medias lunas a causa de la misma sonrisa que mantenía plasmada en su rostro mientras observaba atentamente al cielo y señalaba algo que ChanYeol no se molestó en ver y fue capaz de escuchar el sonido su risa a la distancia, acariciando sus oídos como una suave brisa justo antes que las puertas del palacio se abrieran y cerraran en menos de dos minutos. Empezaba a creer que JongHoon tenía razón, porque acababa de ver a la princesa con sus propios ojos y sí, ChanYeol no tenía idea de lo hermosa que podría llegar a ser hasta ese preciso instante.
Entonces se dijo que no podía darse por vencido tan rápido y que, en definitiva, encontraría la manera de atravesar esos imponentes muros, aunque los enormes dragones, los lagos de agua cristalina y los gigantescos árboles habían pasado a ser lo de menos.
Religiosamente ChanYeol esperaba cada día por que el carruaje hiciera su aparición por la entrada oeste de la muralla, siempre cuando el sol estaba en lo alto del cielo, iluminando el firmamento con su resplandor e irradiando calor. No sabía si habían pasado unos días o unas cuantas semanas desde que se dedicaba a esperar entre los matorrales que rodeaban al palacio por ver a la hermosa princesa. Bueno, príncipe, porque ChanYeol descubrió pocos días después que la pequeña personita que había sido capaz de robarle el aliento se trataba de un él y no ella. Y contrario a todo pronóstico, no se decepcionó.
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Moonlight [ChanBaek / BaekYeol]
Fanfiction-Deberías cambiar tus hábitos, recuerda que debes proteger a su majestad. No te lo tomes tan a la ligera, Park ChanYeol. -No me tomo mi trabajo a la ligera. -afirmó. -Nunca me perdonaría si algo le llegase a pasar a su majestad. -Eso dices ahora...