Los dos hombres se movían inquietos, ninguno sabía que el otro estaba allí, ambos enemigos que se amaban en secreto, y quien mas que Wade Wilson el afamado Mercenario conocido como Deadpool seria el ideal para unir esta pareja dispareja.
Wade le quito la venda a Erik mostrándole que Charles estaba allí, al igual que procedió a hacer lo mismo con Charles. Ambos hombres se miraron, y fruncieron el ceño. Ninguno podia palabra alguna ya que su boca estaba cubierta con un pañuelo. El profesor al igual que Magneto no entiendian el porque de traerlos raptados a los dos a una bodega abandonada.
Wade hizo parar a los dos y acercalos hasta ponerlos frente a frente, sacó de su uno de los botes que se escontraban allí una revista de Comis de él mismo.
¿de donde demios la habia conseguido?
Abrió la revista en una de las páginas mirando a ambos hombres.
-Erik Lensherr. Tomas a Charles Francis Xavier como tu esposo?- dijo Wade.
-Si.- contestó Wade en un tono agudo.
-Charles Francis Xavier tomas tambien a este hombre como tu querido esposo.- dijo Wade refiriendose a Magneto.
-Si.- volvió a costestar Wade con ese tono agudo.
¿que demonios pasaba por la cabeza de Wade?. Nadie lo sabría, ni siquiera el Profesor X.
-Entonces con el poder increíble que me ha dado papi Stan Lee, lo declaró marido y....aam
*Chash, bang*
Se escuchó, Wade decidió no darle importancia, tal vez era un pajaro que habia derribado algo
Pero toda la família de los X-Men se encontraba allí. Wolverine, tormenta, Cíclope, Bestia, Jean grey y Mystique
-Wade!!!.- grito entrando logan alterado con su pandilla atras de él- pero que demonios!. Raptando al profesor y a Magneto!....
-Charles.-gritó mystique al verlo al profesor.
-Para tus tontos juegos.- volvio a decir Wolverine mientras sus compañeros solo miranan aquella escena boquiabiertos.
Wade al escuchar éso se dio media vuelta, mirando a Logan sorprendido.
-Disculpen!. Pero el shipeo es algo serio.- contestó Wade cerrando la revista.
Charles y Erik rodaron los ojos y se miraron por un momento, se encojieron de hombros y se acercaron hasta que chacaron sus labios con los del contrario. Lástima que aquella tela era el estorbo de ese perfecto momento.
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