1

858 64 35
                                    

–¡Suéltalo Osomatsu! –gritaban mis compañeros de clase, pero no podía hacerles caso. Mi puño seguía impactando en el rostro de esa miserable rata de Kawamura, sin intención de detenerme. Cuando mi puño se comenzó a manchar de la sangre que le salía de la nariz, llegó mi profesor y me apartó con violencia. Todos me observaban horrorizados, me había pasado mucho y no era nada normal ver tanta violencia entre unos niños de primaria.

Me llevaron al despacho del director y me encerraron allí mientras los profesores hablaban desde el otro lado de la puerta, podía escuchar sus murmullos. Comenzaba a notar cansancio en el cuerpo y arcadas, había usado toda mi salud en dar esos golpes, más de la que ya tenía. Era demasiado débil para pelearme pero por suerte mi rival Kawamura también lo era.

Finalmente y después de un largo rato, entró mi madre al despacho acompañada por el director. A mi madre le bastó dirigirme la mirada a los ojos un segundo para derrumbarse y echarse a llorar. El director me miraba con lastima y me preguntó débilmente "¿Por qué lo has hecho?"

–Ese payaso ha dicho cosas horribles de mis hermanos–dije firmemente.

Era normal reaccionar así ¿no? Les tenía que proteger a los cinco. Lamentablemente, no parecieron entenderme a pesar de tener toda la razón, mi madre incluso comenzó a llorar con más fuerza.

El profesor conejo, apodado así por sus largos dientes, entró hecho una fiera, al parecer había escuchado todo desde la puerta. Me gritó unas palabras horribles, unas que resonaron varios días en mi cabeza, días en los que lloré por su culpa. Pero por suerte con el tiempo las borré de mi memoria.

Y así comenzó el juego

Al día siguiente llegó una chica nueva a clase llamada Atsuko que se convirtió en mi mejor amiga. Con el tiempo decidió convertirse en la reina del tablero, también se unió al juego.

Lleva una ropa llamativa y unas gafas de sol puestas, sé que contestar "Hola Karamatsu"

Mira sin parar revistas de idols babeando, sé que contestar "Hola Choromatsu"

Le rodea un aura oscura mientras da de comer a los gatos callejeros, sé que contestar "Hola Ichimatsu"

Se mueve como un loco mientras dice palabras sin sentido, sé que contestar "Hola Jyushimatsu"

Mira fijamente su móvil y cuando aparta la vista muestra una falsa expresión inocente, sé que contestar "Hola Todomatsu"

------------------------------------------------------------------------------------------------------

"Atsuko te han venido a buscar" gritó su madre desde la planta baja.

La chica no bajó, estaba demasiado distraída mirando unos cuadernos, usaba todas sus fuerzas para no llorar. "¿Por qué todo eso se volvió tan irreal e inhumano?" La puerta de su cuarto se abrió obligándole a guardar con prisas el cuaderno en el cajón del escritorio. Suerte que lo hizo, porque cuando se giró para ver quien había irrumpido se encontró a la última persona que tenía que mirar esos viejos recuerdos.

–Hello my friend ¿Qué tenías ahí?

Atsuko miró al chico de las gafas de sol y del chaleco unos instantes y suspiró, el día siguiente era el elegido por sus padres para intentar terminar el juego.

–Cosas mías ¿Qué tal estas Karamatsu?

–I'm good ¿Te vienes a mi casa? My brothers y yo vamos a jugar al mahjong y nos gustaría que nos acompañases en la partida.

–Está bien–susurró.

Bajó las escaleras con prisa, lo último que quería era encontrarse con su madre y su mirada de "tienes que salir de esto". Pero lo peor sería llegar a casa de los Matsuno y encontrarse con la mirada de los padres de los sextillizos, sabía que la odiaban y no les culpaba. Entendía que la vieran como a un monstruo.

Latidos de sus corazonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora