CAPÍTULO 1

130 8 3
                                    

Tres semanas después

GEMA

Después de casi un mes ya, aún me hallo en mi cuarto derramando lágrimas por el cabrón de Samu. Ya son algunas menos que hace tres semanas, pero ese momento no lo debería experimentar nunca nadie. Sientes tal traición a tu confianza que arrasa con todo. Te quita las ganas de comer, de reír, de hacer cosas divertidas, incluso de ducharte (por repulsivo que parezca). Te invita a no parar de comer cosas con toneladas de calorías, a escuchar música triste y a ver pelis que te hacen llorar. Como si ver el sufrimiento de otro te reconfortara. A veces las personas somos un poco masoquistas y si estamos mal, ese tipo de canciones y películas nos llenan de alguna manera, y en cierto modo hacen que nos sintamos mejor. Creo que es porque por un momento nos olvidamos de nuestros problemas para centrarnos en el de los demás.

La voz de Labrinth llena mi oscura habitación con "Jealous". Una canción que me parecía de lo más bonita cuando estaba con Samu. Cuando no conocía el verdadero significado de la palabra "celosa". Ahora es cuando realmente entiendo el significado de la canción: "Y te dije que cuando me dejaste no había nada que perdonar, pero siempre pensé que volverías y me dirías que todo lo que encontraste fue un corazón roto y miseria, es difícil para mí decir que estoy celoso de la manera en la que eres feliz sin mí". Ojalá Cristina o cualquier otra le haga a él lo mismo para que sepa que se siente. Le deseo lo peor y que le devuelvan eso mismo pero triplicado. Y así mientras maldigo mil y una veces a Samu, el sueño se va apoderando de mí.

- ¡GEMA! ¡Capulla! ¿Qué carajos estás haciendo? - La voz de Mónica me despierta de un sobresalto.

Abro los ojos de repente y la luz que entra por la ventana me molesta demasiado y vuelvo a cerrar los ojos. Puedo escuchar a los Back Street Boys de fondo con su tema "Incomplete". Me quedé dormida con la música puesta. Cuando los vuelvo abrir, puedo ver a mis mejores amigas Mónica (Moni) y Genoveva (Veva o Boba, como me gusta llamarla a mí). No entiendo porque vienen a mi casa un viernes a la hora de la siesta a molestarme. Más aún en este preciso momento que lo único que quiero hacer es estar sola y consumirme lo más rápido posible para dejar de sentirme como una mierda.

- ¡INCOMPLETE! Incompleta te vas a quedar mañana después de la noche que nos vamos a pegar - me dice Veva.

- ¿Pero qué hacéis aquí, guarras? - Les digo a ambas. Sí, así nos solemos comunicar. Son ya muchos años las tres juntas. Es lo que tiene tener unas amigas que son como hermanas. La confianza, da asco.

- Tía, llevamos días y días intentando sacarte de este apestoso cuarto y hacer de ti una mujer de provecho. Sinceramente, ahora mismo pareces un Gremlin - dice Moni con su arrolladora personalidad.

- Sí, tía, ya te vale. Qué ni al Whatsapp contestas. No puedes pasarte toda la vida aquí encerrada, con las puertas y ventanas cerradas escuchando a los Back Street Boys - añade Veva con un tono un poco (solo un poco) más tranquilo.

- Dejadme, no tengo ganas de nada - digo con desgana.

- Gema tía, tu no eras así. Antes molabas. ¿Quién era la que nos presionaba para que saliéramos por ahí? - vuelve a hablar Veva.

- Boba, ya sabes que no me apetece - y pongo cara de puchero.

- ¡ME DA IGUAL LO QUE TÚ QUIERAS! Tú no te quedas aquí más una noche evitando nuestras llamadas y Whatsapps básicamente porque no me da la gana - "Te quiero Moni, pesada".

Me tapo la cara con un cojín, realmente no tengo ganas de salir. ¿Por qué simplemente no pueden ser buenas amigas y quedarse aquí conmigo compartiendo mi dolor?

La Elección de GemaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora