CAPÍTULO 6

51 3 0
                                    

DIEGO

Llego a clase, entro por la puerta de atrás y veo a Víctor sentando en una de las bancas del fondo. Solemos sentarnos por detrás porque de ese modo podemos hablar y hacer todo tipo de tonterías. Víctor, para no variar, va con su gorra. El hijo puta solo se la quita cuando salimos de fiesta. Cuando me acerco a él le doy un tortazo en la visera de la gorra y esta cae encima de la mesa.

- ¡Serás cabrón! – me dice Víctor haciéndose el ofendido.

- Mamón, ya deberías estar acostumbrado – digo sonriéndole.

Se coloca la gorra de nuevo en la cabeza y sigue con el móvil haciendo lo que quiera que estaba haciendo.

- ¿Qué haces?

- Nada tío. Estoy hablando por Whatsapp.

Le quito el móvil de las manos para ver con quién habla. Marina. Intenta quitármelo, pero no puede.

- ¿Esta no es la de la semana pasada?

- Sí. No te dije nada...porque pasaba que te meterías conmigo – baja la vista – paso de que te metas conmigo como haces con tu hermano.

- Víctor ¿Eres tonto? Somos amigos desde pequeños, tío. A mi hermano es para picarlo. Es como un código de hermanos y dado que yo soy el gracioso... - explico – pero joder, los amigos se lo cuentan todo. ¿No es así?

- Bueno, más vale prevenir que curar. Ahora que ya lo sabes – sonríe – Marina me está gustando muchísimo. Aunque de momento, solo hablamos por el móvil.

- ¿Ves cómo tanto no costaba decírmelo?

- Pues nada más quiero que me hagas cualquier coña con este tema – dice en tono amenazante, pero con algo divertido en él.

- Que no – arrastro la última vocal – pesado. Oye, ¿dónde está Juan? – mejor cambiar de tema.

- Ni idea. Él cabrón no contesta al móvil.

Me siento al lado de Víctor, miro hacia delante y por primera vez caigo en la cuenta de que este año estamos en un grupo nuevo en algunas clases. Esta es una de ellas. Miro a nuestro alrededor, para ver cómo está el panorama considerando las nuevas compañeras de clase o si hay competencia. La competencia no es que me preocupe mucho, pero a veces hay que tenerla en cuenta. Aunque por ahora no hay demasiada que digamos.

Hay una chica sentada en una de las mesas, mirando en nuestra dirección. No puedo verle muy bien la cara, ya que está hablando con sus compañeras, que están sentadas justo delante de ella.

- Diego, ¡Diego! – me zarandea Juan.

- ¿Qué? – respondo un tanto molesto.

- Hola... - la confusión se intuye en su voz - ¿en qué pensabas?

- Nada, viendo las "vistas" de la clase.

- Nunca cambiarás tío - Juan mueve la cabeza en forma de desaprobación –Cambiando de tema, se rumorea que andan organizando una salida para la semana que viene. ¿Qué raro que no me hayáis intentado convencer para que vaya no?

En ese mismo momento Víctor levanta la vista de su móvil y lo deja apartado en un lado de la mesa. Automáticamente nos miramos, no podemos creer que no nos hayamos enterado de nada de eso.

- ¡A que estamos llegando si no nos enteramos de esas cosas nosotros! – exclama Víctor un tanto molesto.

- No te tienes que sorprender mucho, es primera hora y el primer día de clase – añado. – ¿Y tú cómo te enteraste? – digo refiriéndome a Juan.

La Elección de GemaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora