Capítulo 3

2.5K 128 11
                                    

"Estoy muy orgulloso de ti" comentó mi abuelo durante la cena.

"Gracias -respondí mientras me llevaba un bocado de carne de res a la boca -pero no fue gran cosa" Comenté restándole importancia al asunto. La verdad es que terminar la secundaria no lo consideraba gran cosa. Sobre todo porque estaba feliz de no tener que volver a ese colegio de mierda. Estaba claro que los profesores me odiaban, pero después de algunos meses de mi nula actividad en trifulcas, habían dejado de molestarme por completo.

Debía agradecerle a mi mejor amigo.

Ya había pasado más de un año desde que nuestra amistad iniciara. No estaba equivocado, había resultado ser un verdadero compañero, nos cuidábamos las espaldas mutuamente e incluso éramos casi inseparables.

Pero la realidad era que me sentía muy contento que después de tanto tiempo, por fin don Álvaro Marquez se sentara con nosotros a la mesa.

 “¡No digas eso muchacho! Esto es para celebrar. ¿Qué es lo que quieres? Anda, pídelo” Ofreció mi abuelo sonriendo.

"¿Lo vas a premiar?" interrumpió mi madre antes de que pudiera decir algo.

"Claro Cristina, ¿Cuántas veces en la vida te gradúas de la secundaria?"

Mi madre soltó una risotada que a mi parecer fue demasiado exagerada.

"No lo vas a premiar por algo que es claramente su obligación. Estudiar es la única responsabilidad que tiene y me parece una ridiculez premiarlo por ello."

"Mira… Cristina… -intervino mi abuelo mientras se limpiaba la boca con la pulcra servilleta que había tomado de sus piernas -tu menos que nadie debería hablar sobre obligaciones. ¿Tengo que recordarte que solo tienes una en tu casa de la cual no te has hecho cargo?" Me miró por unos instantes y después concentró su atención de nuevo en su plato.

Estaba claro que hablaba de mi.

"¿Qué dijiste?" mi madre, impávida, miraba a mi abuelo con indignación.

Genial.

Sabía que se avecinaba una discusión. Mi madre jamás aceptaría que mi abuelo había dado en el clavo.

"Cristy… termina de cenar" concluyó mi abuelo.

"¿Quieres que te recuerde de quien es la culpa de todo lo que me pasa?" continuó mi madre ignorando por completo la orden de mi abuelo.

Mi abuelo, dejó caer su tenedor contra el fino plato de porcelana.

"¿Y quieres que te recuerde quién diablos me lo exigió a pesar de mis advertencias?" Concluyó mi abuelo. Azotó la servilleta de tela contra el plato aun con comida y se levantó de su asiento.

"Yo solo quería ser feliz…" Susurró mi madre mientras dejaba rodar un par de lágrimas por sus mejillas.

Un ángel sin cieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora