Capítulo 6

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Uff!! Chicos, sé que voy un poco lenta con la historia, solo quiero sentar un precedente con la presencia de Isabel en esta historia. Ya casi llegamos a lo mero bueno dirían en mi tierra xD

Espero les guste este capi, y como siempre, me atrevo a solicitar sus comentarios y sus votos.

Que tengan un excelente fin de semana.

Feliz dia de muertos para los que son de México.

Saludos

Sai_prince

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"¿A tu casa o a la mía?" Preguntó Armando el lunes por la tarde después de clases.

"Lo siento amigo -Le dije mientras le daba una sonora palmada en el hombro -Hoy no. Tengo una cita"

Me miró un poco desconcertado.

"¿Una cita? ¿Con quién?"

Le dediqué una sonrisa de complicidad cuando Isabel se acercó a nosotros.

"Hola" saludó sonriendo.

"Hola -contesté al saludo -Te presento a mi mejor amigo" Respondí mientras señalaba a Armando que me miraba sorprendido.

"Mucho gusto" Respondió la chica ofreciéndole la mano.

Armando miró su mano con desdén mientras se acomodaba la mochila sobre sus hombros.

"Tengo que ir a casa" Respondió finalmente mientras nos daba la espalda y se perdía entre la multitud.

¿Pero qué había sido eso?

Isabel bajó la mano completamente desconcertada.

"Lo siento" Me disculpé en seguida por la actitud de Armando. Definitivamente tendría mucho que explicar después.

"No te preocupes, es obvio que está cansado" Intentó justificar.

"Si… seguro…" respondí dudoso.

"¿Sabes? Mi mamá me dio permiso para que un día vayas a comer a mi casa" Dijo rompiendo completamente con el incómodo momento que había provocado Armando.

"¿En serio?" Pregunté emocionado. No lo podía creer. La cosa iba mejor de lo que pensaba.

"Ajá -Respondió -Bueno… ya tengo que irme" Dijo mientras me daba un beso en la mejilla.

"¿Qué? ¿Tan pronto?" Quería invitarla a salir.

"Lo lamento, pero entre semana debo llegar temprano a casa. Son las reglas" Se disculpó. Se acomodó su mochila sobre su hombro derecho y salió del aula junto con el mar de compañeros que ya salían para sus casas.

Diablos.

Si quería que las cosas marcharan bien, debía ajustarme a las reglas de su familia.

Rendido, me dirigí a mi lugar y tomé mis cosas para dirigirme a casa.

Me sorprendí al ver el auto de mi madre aparcado en el frente de la gran residencia. Era extraño que estuviera en casa tan temprano. Normalmente se pasaba los días enteros en la oficina, dirigiendo el gran emporio que había heredado de mi abuelo.

Entré a la casa sin llamar la atención de mi madre que hablaba por teléfono en la lujosa sala victoriana. Comencé a subir los escalones para dirigirme a mi habitación. Estaba cansado.

"Sé… sé que ha pasado tiempo… pero… por favor… Alonso…"

El conocido nombre me hizo detenerme de inmediato en el descanso de las escaleras.

Un ángel sin cieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora