-Ser niño es mantenerte siempre conectado a ese hermoso hilo de inocencia que te otorga el universo al nacer-
Gracias por continuar en esta aventura narrativa, experimentaría, emocional y divertida.
De niño mi interés por escribir era igual al interés de jugar.
-mama me rompieron el trompo (llanto)-.
Jugar trompo (juguete con forma de cono, generalmente de madera y con una punta de hierro, al que se enrolla una cuerda para lanzarlo y hacer que gire sobre sí mismo) era emocionante reunirse con tus cuates, panas, compinches de infancia y jugar trompos.
Pensando en ganar, me compraron un trompo de madera escogido por mi, mas grande que los normales pero antiguo, para ese momento; ya habían evolucionado y eran de plástico duro.
!Con un ímpetu enorme! Salí a jugar la tarde soleada con un grupo nutrido de pequeños e inocentes secuaces, donde comenzaría la matanza de trompos.!Lanzábamos los trompos de madera a competir con unos de plástico que tenían puntas de hierro mas filosas y con esos trompos destructores mis amigos se fueron al ataque..!
Al tocar mi turno salió ese genial trompo de madera gigante y potente que me regalaron...no duro mas de 30 segundos. Un trompo plástico con una punta filosa partió en 2 pedazos inservibles a mi juguete tan admirado y lleno de expectativas.
Me fui corriendo a casa con tristeza, le dije a mi madre que mi trompo no sirvió.
Estar acá es un milagro maravilloso, así como de niño el mundo lo enfocamos en cosas muy sencillas y tal vez erradas por falta de información y vivencias.
!Fallar en la vida!
-por fin logré entenderlo-
Errar mil veces para crecer, desaciertos, tropiezos, comenzar de nuevo, puertas cerradas,
de eso trata todo esto. Buscar la razón en cada detalle y que esa razón sea para alegría y dicha de ti.En comparaciones mentales y generando situaciones en 3D se me pasa la vida, de niño el yoyo (juguete formado por dos discos unidos en su centro por una barrita con un cordón atado y enrollado a esta; se juega sujetando el extremo del cordón con un dedo generalmente el del medio, y dejando caer las piezas formadas por los dos discos, de modo que baje y suba según se desenrolle o se vuelva e enrollar el cordón) también fue un compañero memorable de nuestra infancia noventera. Mi ultimo yoyo entre vagos recuerdos, creo que tenía luces, esa imagen tan agradable y relajante de divertirme de una forma tan espontánea y natural no pude desaparecer de la mente y el corazón.
Ese momento sublime, la situaciones que nos generan felicidad están mas cerca de lo que creemos.
El subir y bajar del yoyo es un efecto comparativo de nuestras emociones, situaciones, momentos o vivencias.Tenemos el poder de subir y bajar cuando así lo deseemos. Esa transparencia infantil que nos caracteriza es el gran tesoro que vamos perdiendo al crecer y debemos rescatar.
Sorprenderse, admirarse, asombrarse, ante una naturaleza tan compleja es parte de estar en este planeta. Llenamos nuestra mente de nubes grises y se empaña el paraíso que tenemos alrededor.
Si te cargas personalmente de todo lo que ves o te transmiten, cuando se trata del comportamiento social de las seres, nos convertimos en papeleras de reciclaje sin vaciar.
Imagina tu cuarto limpio, cómodo espacioso y lleno de tranquilidad...imagina ahora que saliste 5 minutos y al regresar esta inundado de basura, peroles, trastes viejos, comida podrida, manchas, sin espacio.
Tu mente es tal cual, solo tu puedes ensuciarla o mantenerla limpia.
Somos un cerebro procesador, almacenador, y autolimpiante. Solo que no encendemos esas funciones de forma adecuada. Si utilizamos la maldad que vemos como instrumento para movernos en el mundo, obtendremos siempre oscuridad, en mi hogar aprendí e desarrollar habilidad en pocos espacios, solía andar en bicicleta, trepar arboles, ensuciarme hasta el cansancio y hacer una que otra travesura infantil. Siempre manifesté mi amor por la familia y las tradiciones, soy ese recuerdo que siempre queda, ese aroma a navidad que nos enamora, esa gaita sabrosa zuliana, esas blancas playas de Falcón, los atardeceres en la vereda del Lago.
Gracias a la música desde pequeño desarrolle mi inteligencia, pasar por una banda show de música en mi ciudad natal tocar el clarinete, desarrollar el oído musical, me abrió expectativas en mi crecimiento y desarrollo, siempre apoyare las Artes en General como instrumento aliado a lo espiritual, para concebir un equilibrio personal gratificante ya que en mi, dio resultados enormes, llenos de entendimiento, percepción de como seguir transitando, hacia donde ir, aun estando equivocado.
El balero, boliche, emboque, capirucho, choca, coca o perinola es un compuesto de un tallo, generalmente de madera, unido por una cuerda a una bola horadada por uno o varios agujeros de un diámetro ajustado al tallo. El objetivo del juego es hacer incrustar un eje delgado del tallo al hueco del mazo. Concepto de Wikipedia. De pequeño jugué mucho con la perinola, horas de diversión con mis compañeros de cuadra, con el tiempo la diversión de los juguetes cambiaron por las balas y la violencia, los pocos espacios para divertirte se transformaron en guaridas y pobreza. Tristemente y con dolor, tal vez menos dolor que quienes nacieron después de mi, han sido infancias de hambre, desamor, cero afecto, inmoralidad, asesinatos y una cantidad enorme de aberraciones sin escrúpulos ni dolientes.
El propósito de encontrarnos por medio de esta historia es juntar cada corazón y elevar el amor por los niños, verlos como la luz que debemos cuidar y dejar brillar por siempre. Crear una real conciencia de cuidado y atención haciendo una reflexión de lo que realmente es traer al planeta un ser inofensivo e inocente, libre de consecuencias que sin que querer les toca asumir y es cuando la semilla de la maldad brota, cuando abandonamos a quienes traemos al mundo sin razón justificable alguna. Crear conciencia al del al lado, a nuestros compañeros, vecinos, amigos, pareja, sobre lo importante que es desarrollar una infancia llena de felicidad, amarlos es pilar para fortalecer el mundo, no es enseñarlos a crecer para ser millonario o para ser poderosos, es enseñarlos a crecer para ser humanos y compasivos, enseñarlos a crecer para que den al mundo cosas que generen amor y enseñarlos a crecer para vivir y morir felices siendo personas que proyectaron luz y esperanza en el planeta.