5
—¿Qué tal la escapada? —preguntó Mayra al detective cuando esté le entregó las bolsas con los comestibles que había pedido.
—Aburrida. Aunque alguien tuvo la deferencia de dejarme una bonita pintada en el techo de mi oficina.
La chica le miró extrañada.
—¿Eso es algo normal en tu vida?
Con un encogimiento de hombros Jason la ayudó a meter unas cuantas cosas en la nevera.
Tampoco era cuestión de asustarla revelando las dudas que tenía sobre la forma en la que habían entrado en su oficina teniendo en cuenta que él estaba vigilando la única puerta.
—A veces la gente no acepta bien que aireen sus trapos sucios.
—¿A veces? —le preguntó Mayra con ironía.
—Bueno... nunca —aceptó riendo.
Mayra se sorprendió al encontrar en él una risa tan vital y agradable. Aquel sonido tenía algo mágico y único. Sin duda, Jason Meik, era un buen hombre.
Al sentirse observado el detective le dedicó una mirada interrogativa que ruborizó a la muchacha.
—¿Pasa algo? —la preguntó.
—No, es solo que no das el pego como cazador de monstruos.
—¿Y cómo debería ser según tú?
La muchacha le examinó intentando tener una imagen clara para describirle.
—Deberías ser más fuerte.
—Soy fuerte. ¿Te parezco flojo?
Ignorándole, Mayra siguió con su lista de detalles con una gran sonrisa.
—Deberías tener alguna que otra cicatriz por el cuerpo de enfrentamientos anteriores y un parche en el ojo.
—¿Un parche en el ojo? —preguntó Jason intentando contener la risa.
—Indispensable para todo gran cazador.
—¿Algo más?
—Una pata de palo o un garfio en la mano. Eso sería perfecto.
Cuando Jason rompió a reír, ella se le unió.
—¿Pero buscas en mí a un cazador de monstruos o a un pirata?
—No sé —se defendió—, es la imagen mental que tenía de como deberías ser.
—¿Eso quiere decir entonces que la forma que tengo no te gusta?
Aquella pregunta hizo que la muchacha se pusiese más roja que un semáforo.
—Y bien cuéntame —prosiguió, notando como su pulso se aceleraba ante la ardiente mirada de aquel hombre—, ¿en qué suelen consistir tus casos? Porque supongo que no estarás todo el día salvando a chicas de seres demoníacos.
La manera en que Jason la miró era tímida.
—Sobre todo infidelidades —confesó.
—Así que son los celos los que llenan tu mesa a la hora de comer.
No era una pregunta.
—Sí, podría decirse —respondió incómodo.
—¿Y cómo es eso de atrapar monstruos?
Jason se paró a medio movimiento.
<<Este es un buen momento para ser sincero>> pensó.
ESTÁS LEYENDO
Noche de rayos y truenos
FantasyPara Jason Meik la vida es una cuesta arriba de la que nunca acaba por recuperarse. Tras haber perdido todos sus clientes y su reputación en un incidente con una reportera, su apasionante carrera de precios astronómicos se queda reducida a perseguir...