PRÓLOGO

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En la ciudad de la lujuria, las perversiones y la pasión no todo es de color rosa, o en este caso de color rojo.

En Ámsterdam, es fácil ganar dinero si no tienes respeto a ti misma. Buscas alguien que te "rente" una vitrina y listo: cambias tu dignidad por unos euros.

Después de quedar huérfana, y soportar la partida de su única hermana, Jane Blackwell necesita sobrevivir y ganar su propio dinero.

Para ello, tiene tres opciones; trabajar. Algo casi imposible ya qué al ser una niña mimada nunca recibió la educación para hacerlo, morir de hambre o ponerse una mini-falda acompañada con una blusa con un escote pronunciado y esperar a llamar la atención de algún hombre.

Días y noches pensó en sus opciones y al fin escogió la más segura. Venderse a sí misma. Estaba presionada y en otras condiciones no habría decidido eso, pero al ver que sus provisiones se estaban acabando junto con el poco dinero que su padre le dejó al morir, tenía que hacer algo.

En el momento exacto, llegó la persona que la ayudaría, la señorita Tyson. Trabajaba con jovencitas un poco más grandes que Jane, pero con historias similares a las de ella. Tyson empezó como todas: bailando atrás de una vitrina, tiempo después ella elegía quien bailaba y quién no. Llevaba más de 10 años en ese negocio y contaba con bastante experiencia.

Dos años después Jane ya estaba harta de seguir en el mundo de la lujuria o como ella lo llamaba "El mundo de los perros hambrientos" para ella los hombres eran como perros, buscando siempre carne fresca y no se saciaban con nada.

Estaba harta pero al mismo tiempo agradecida con Tyson, ya que su promesa de sólo bailar sin llegar a prostituirse, seguía intacta. Obviamente habían pasado algunas manos por las mayas negras de red que cubrían sus tonificadas piernas, y una que otra nalgada juguetona en sus mini-shorts. Pero al que se le ocurriera hacer eso, era vetado por Tyson, que siempre salía al rescate.

Jane cambió bastante en esos dos años, ya no era la bebé del bar, sus curvas se hicieron más grandes y su cuerpo ya no era de una joven, ella ya era toda una mujer.

Pensó, pensó y finalmente tenía un plan, junto el dinero y compro lo necesario para terminar con su sufrimiento.

El plan iba perfectamente, Jane estaba encerrada en su habitación, la pistola apuntando a su cabeza, siendo sostenida por su mano temblorosa y la música altísima, nada se podía oír, o al menos eso pensó.

¡BOOM! Se escuchó un disparo.

La música cesó.

Golpes y golpes en su puerta.

Las llaves de Tyson abriendo la cerradura.

Dicen que la expresión que hizo Tyson fue de película.

Jane soltó el arma inmediatamente causando un gran ruido. No se había suicidado, quería probar la pistola antes.

La ventana a la que apuntó quedó hecha pedazos, así como sus ilusiones al ver que su plan había fracasado.

Jane se regañó internamente por haber probado el arma, sólo la hubiera disparado y listo. Después del incidente, algunos de sus clientes comenzaron a considerarla loca.

Esto la llevo a su siguiente plan.

¿Quién quiere a una psicópata bailándole?
Nadie.

El inició de un plan B estaba desarrollándose.

Una Jane dispuesta a salir, hará todo lo posible.

Ella sólo quiere huir.

Y así comenzó todo...

M A D N E S SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora