2. Reencuentro

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Fuera de esa habitación hacía un calor insoportable, la gente parecía derretirse con cada paso que daban.
Se sentía cómodo en ese apartado rincón, sentado, disfrutando del aire acondicionado dentro del pequeño café que había elegido para su "cita" con Gon. Lo malo es que llevaba mucho rato esperando y a con cada minuto que pasaba más nervioso se ponía.
Las vendas le apretaban y era un poco difícil respirar, iba en su quinta tarta de chocolate y el moreno no aparecía por ningún lado. Así cómo iban las cosas se terminaría olvidando lo que tenía que decir, Alluka había insistido en que le dijera la verdad de golpe y luego explicara, lo habían planeado la noche anterior, hasta lo habían actuado. En más de una ocasión había terminado por escapar de la habitación, aunque estaba solo con su hermana, pensar que tenía que decirle a Gon eso y esperar una reacción era demasiado para su corazón.

Ya comenzaba a perder la paciencia y pensaba marcharse cuando el moreno se dignó aparecer.
Su corazón golpeó con fuerza y sintió el colapso en su cerebro, por unos segundos dudo que fuera buena idea ponerse de pie, sus piernas fallarían y sería mucho más vergonzoso decirle la verdad. En un desesperado intento por calmarse, fingió que no le había visto llegar y puso toda su atención en la crema de chocolate.

Gon corrió gritando su nombre con gran entusiasmo. Bien, ahora no podía ignorarle, así que solo respondió como siempre esperando el acostumbrado saludo de amigos, pero en cambio recibió un efusivo abrazo que le puso los pelos de punta.
Su primera reacción fue alejar a Gon y darle un golpe en la cabeza.

—Perdón Killua, es que realmente te extrañe.

—hablamos todos los días, no es como si realmente nos hubiéramos separado por mucho.

−Ah!...

−No digas nada, sé lo que estás pensando, si lo dices te golpeare en serio!

Con esa amenaza Gon se guardó sus palabras, iba a quejarse y decir que Killua no le había extrañado, así le obligaría a decir que si lo había hecho, pero el albino se le había adelantado. Su reacción era suficiente como para suponer que admitir algo como eso era demasiado vergonzoso, ya que le había extrañado.

Se acomodaron en la mesa, Killua aún no se cansaba de comer tarta y ahora con Gon era más agradable seguir comiendo.
Charlaron de muchas cosas, aunque no había mucho que necesitara ponerse al día, pero para ambos era más divertido escuchar las narraciones de esas aventuras que leerlas en mensajes extremadamente resumidos.
En ese año no se habían dado muchas oportunidades para intercambiar cartas. Los hermanos Zoldyck no se quedaban mucho tiempo en ningún lugar, era difícil que pudieran recibirlas, para Gon era diferente, él no había salido mucho de la isla y siempre que volvía las cartas y paquetes le esperaban junto a su tía. Para su cumpleaños había recibido, un muñeco que había hecho Alluka, junto con algunas galletas, cartas y una colección de fotos divertidas que se habían tomado los hermanos en su viaje hasta la fecha. Se había comido las galletas esa misma tarde e iba a todos lados con algunas de las fotografías.

La conversación se volvió más y más divertida, Killua había recordado el otro motivo de porque era tan difícil decirle a Gon la verdad. Para el moreno ella era su "mejor AMIGO", no quería ni imaginar que pasaría si Gon se enteraba de la verdad. Para ambos era la primera amistad que tenían y no estaba muy segura de que Gon quisiera tener una amiga, después de todo, recordaba esa charla hace tiempo. En la isla solo había una chica de su edad y el moreno estaba feliz de tener al fin un AMIGO.

−Es cierto!- grito Gon, levantándose de su silla− Casi lo olvido, Leorio estudia en esta ciudad y tiene un departamento en el centro, tenemos que ir a verlo! Además, esta mañana me dijo que Kurapika también está en la ciudad.

−Wow...esa si es un gran coincidencia...mmmh, supongo que es una buena oportunidad para encontrarnos de nuevo los cuatro, pero no puedo dejar a Alluka sola todo el día. Se va aburrir como ostra en el hotel.- Se sorprendió con lo tranquila que estaba, reencontrarse los cuatro...quizás sería más fácil si se los decía a todos de golpe.

−Llamare a Leorio!

Asintió en silencio, Gon se concentró en su llamada, alegrándose mucho de que el mayor contestara de inmediato. No fue extraño que se fuera por las ramas y terminara hablando de otra cosa, Killua iba a regañarle pero recibió un mensaje de Palm.
Desde su encuentro con las hormigas que ella estaba empeñada en vigilarle, era una de las tres personas; sin contar a su familia, que sabía la verdad.
Palm no le acosaba con malas intenciones, ella estaba del lado de Alluka y su mensaje solo era un recordatorio de lo que tenía que hacer. Lo que le molestaba era que si Palm estaba al tanto de cómo se daban las cosas, los otros dos también lo sabían y eso volvía aún más vergonzosas las cosas.

//Te estas tardando mucho, solo tienes que decir "Gon, yo en realidad soy una chica" eso es todo.//− decía el mensaje.

−Como si fuera tan fácil.- Mascullo entre dientes, llamando la atención de su amigo.

−Pasa algo malo?

−No nada...¿qué dijo Leorio?
−Me envió la dirección de su departamento y se pondrá en contacto con Kurapika− Sonrió ampliamente.

Bien, al parecer almorzarían todos juntos.

No quedaba mucho para la hora de almuerzo, pagaron la cuenta y fueron al hotel para encontrarse con Alluka. En el camino no hablaron de mucho, era uno de esos silencios cómodos que eran de vez en cuando interrumpidos por alguna exclamación del moreno, aun después de tanto viaje seguía siendo un niño ingenuo y fácil de impresionar.

"ah, seria genial que las cosas pudieran seguir así...si yo no..." pensaba Killua con algo de amargura, mirando sus pasos detrás de los de Gon. "Si le hubiera dicho desde el comienzo...pero de ser así, quizás ahora no..." Se mordió la lengua, su mente se estaba yendo por un camino muy oscuro, le dolía solo de pensarlo.

Si le hubiera dicho a Gon desde un comienzo, quizás ahora solo sería una niña que conoció en el examen de cazador, quizás de haberle dicho jamás habría sucedido nada bueno en su vida.

−Ne Gon...qué opinas de las chicas?

−eh?....mmh, creo que son aburridas y muy lloronas, pero mito−san no es así...mmmh ¿Por qué lo preguntas? ¿Te gusta alguien?

−Claro que no idiota, no tengo tiempo para chicas, solo tenía curiosidad− refunfuño y se adelantó unos pasos, eso le había molestado y le hizo recordar de nuevo en Palm y en esa cita que tuvo con Gon.

Alluka les esperaba en el lobby del hotel. Saludo tranquilamente agitando su mano mientras los chicos se le acercaban.
De inmediato noto que el ambiente entre ambos seguía igual, fue evidente que su hermana aun no decía nada y estaba bien, no la presionaría, ya imaginaba como se debía sentir y lo estresante que era. Solo por esta ocasión intentaría ser paciente.

Con la unión de Alluka al pequeño grupo, Gon quedo rezagado. Los hermanos hablaban de algo que no alcanzaba a entender, solo intercambiaban la mitad de la información y no era suficiente como para alcanzar a entender, pero ellos parecían comprender perfectamente de lo que estaban hablando, de seguro era un tema que dejaron en el tintero antes de encontrarse con él y solo era recordado cuando necesitaban su opinión, a la que siempre daban solo dos opciones.

Luego de un rato siendo ignorado, llegaron al departamento de Leorio y ahí las cosas se equilibraron un poco. El mayor les recibió con gran entusiasmo y abrazos efusivos, les revolvió el cabello.
Kurapika ya se encontraba ahí, esperándoles con té helado y una dulce sonrisa. Hace mucho que no veían al rubio sonreír tan relajado.

Con los mayores presentes hubieron muchos más temas de los que hablar, sentían como si no se hubieran visto en años y era la primera vez que hablaban tanto. Habían formado una amistad sin saber mucho de los otros, de todos solo sabían lo necesario para confiar lo suficiente, pero no necesitaban más. Juntos tenían su propia historia que los hacia muy unidos. Ese pequeño grupo era una segunda familia para los cuatro y ahora también para Alluka, ese sería otro recuerdo que guardaría para siempre en su corazón.

Todos estaban muy bien y reían como en el pasado. Killua se sentía tan cómodo que no había notado a Kurapika observándole desde hace buen rato. El rubio le miraba fijamente, examinándole como si algo no encajara en el recuerdo que tenia del albino

KIRUGIRUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora