CAPÍTULO 6: INEVITABLE QUERERTE

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Cat estaba cansada de verles la cara a un grupo de jovencitas que anhelaban obtener el puesto de asistente personal, necesitaba un respiro y, de paso, hablar con Kara. Se dirigió hacia el nuevo despacho de la rubia, que no tenía ventanas ni paredes de vidrio, dándole máxima privacidad. Kara merecía aquella promoción, merecía empezar a firmar los textos que era capaz de redactar, y Cat se sentía feliz de poder dársela, aunque eso significase perderla definitivamente como asistente personal. De todos modos, era lo mejor para las dos, o de lo contrario, acabaría arrojándose sobre ella en el momento menos oportuno, arruinando su bonita relación.

—Buenos días, Kerah —saludó Cat al cruzar la puerta.

—Buenos días, miss Grant —contestó Kara con una sonrisa menos luminosa de lo habitual.

—¿Cómo va la mañana? —preguntó su jefa—, ¿ya te has adaptado a tu nuevo despacho?

—Estoy en ello —admitió—, he pasado mucho tiempo en mi mesa, todavía me siento un poco desubicada aquí —añadió sonriendo.

—Seguro que pronto te sentirás a gusto —Cat avanzó unos pasos hasta llegar a su mesa—. Kara... —Cuando la rubia escuchó que la llamaba por su verdadero nombre, alzó la cabeza, mirándola a través de aquellas gafas que realmente no necesitaba— He venido a disculparme por lo de la otra noche...

Kara tragó saliva, su pulso se aceleró al recordar los apasionados besos que habían compartido, ¿se estaba disculpando Cat por haberla besado?

—Miss Grant, no... —Su jefa la interrumpió.

—Bebí demasiado, y sé que me puse insoportable, lo lamento mucho —aseguró—, no tenías por qué aguantarme en ese estado. Pero gracias por llevarme a casa, muchas gracias, Kara —dijo con una sonrisa amable en el rostro.

—No tiene por qué dármelas —replicó Kara, comprendiendo, con alivio y cierta tristeza, que Cat no recordaba lo que había pasado en su habitación.

Cat miró unos instantes las paredes todavía desnudas del despacho, después se volvió hacia Kara.

—¿Puedo hacerte una pregunta?

—Claro.

—¿Cómo haces para cambiarte de ropa? —Al margen de sus sentimientos, la curiosidad que sentía por Supergirl seguía ahí, como el primer día que la vio surcar los cielos desde el balcón de su despacho, con la diferencia de que ahora podía satisfacerla— Sé que eres muy rápida, pero el traje, ¿dónde...? —La rubia sonrió

—Bueno, siempre llevo el traje, oculto debajo de mi ropa de diario. —Cat entrecerró los ojos, con cierto deseo de comprobar las palabras de Kara. Ésta lo percibió y decidió aprovechar la situación—. Mire.

Era la ocasión perfecta para vengarse un poco del apuro que le hizo pasar la noche anterior, cuando se mostró en sujetador ante ella, aunque fuese por efecto del alcohol.

Comenzó a desabotonar su blusa, lentamente, sin perder detalle de las reacciones de Cat, cuyos ojos parecían estar encadenados a las manos de la rubia. Kara frunció ligeramente el ceño, ¿por qué el corazón de Cat se estaba acelerando un poco?, ¿por qué ni siquiera parpadeaba mientras ella abría su blusa?, ¿acaso no le resultaba indiferente?

La letra ese de color rojo quedó finalmente expuesta sobre la camiseta azul. Cat se echó hacia atrás para contemplar a Kara en conjunto. Verla con las gafas y mostrando la ropa de Supergirl le resultó de lo más sugerente. Por fin parpadeó y miró los ojos azules de Kara.

—Y esa personalidad diferente... —murmuró Cat.

—¿Qué? —exclamó la rubia sin entender.

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