-Felicidades Alice.
-Gracias Esther, te quiero.
-De nada, ¿qué tal las cosas?
-como siempre.-Hice una mueca tratando de olvidar mis problemas.
-Ah, lo siento, de veras, no queria recordarte esas cosas justo el día de tu cumpleaños.
-No importa, aqui estoy, tratando de sobrevivir como siempre.
-Ya, y yo.
-¿Sabes? Algun dia esto pasará y nos levantaremos firmes.
-Espero que ese dia llegue pronto.-Las muñecas de Esther sangraban como las mias y sus cuchillas estaban ordenadamente puestas en el balcón, aunque no podía parar de mirarlas y tratar de ponerlas aun mas ordenadas y rectas por su trastorno obsesivo-compulsivo, llevaba un bote de desinfectante al lado por su gran temor a las bacterias.
-Bueno, y ¿has conseguido que tu madre te deje salir?
-No, la última vez me volvió a amenazar con un cuchillo como siempre.*Flashback*
Eran las dos de la madrugada y Alice y sus padres iban conduciendo hacia su casa de verano, y el viaje era largo, pero ya estaban a cinco minutos de llegar, Alice deseaba ver a Esther y vivir su onceavo cumpleaños con ella cuando de repente su padre que iba conduciendo dió un frenazo y repentinamente todo se volvió negro.
Alice despertó en un hospital, aquél hospital lo conocía ya que hace un año cuando se hizo un esguince en la pierna en su casa de vacaciones mientras hacía el tonto con Esther fué a aquel hospital a ponerse unas vendas.
Trató de levantarse de la camilla pero estaba mareada y la pierna le dolía mucho así que decidió quedarse sentada con aquela pierna en alto la cual estaba escayolada.
Un medico irrumpió en la habitación con su bata blanca y un cuaderno en la mano.
-Alice, siento decírtelo tan bruscamente, pero tu padre bufff... Lo siento de verdad, tu padre está en el cielo.
Aquellas palabras cambiaron la vida de Alice y también la de su madre, la cual en cuanto salió del hospital cayó en una profunda depresión y en el alcoholismo.
*Fin del flashback*
ESTÁS LEYENDO
Décimo Piso
Short StoryEn aquél balcón. Allí la conoció, allí surgio una hermosa amistad y alli estuvo su vida... Y su muerte