*Flashback*
Era un caluroso dia de verano, Alice acababa de llegar a su nueva casa de verano en la cual pasaria un mes entero hasta después volver a su ciudad, se moría de calor por lo que decidió ir al balcon y quedarse mirando las vistas desde alli, la ciudad no era algo espectacular pero el cielo se veía como un gran cuadro pintado a base de rosas, azules, blancos y grises por la puesta de sol, los cuales daban un aire tranquilo y algo melancólico al ambiente, lo cual no le vino a Alice muy bien pata tratar de olvidar sus problemas, así que decidió fijarse en otras cosas. Había un edificio frente al suyo, también de diez plantas como el suyo, ella vivía en el décimo piso de su edificio asi que decidió mirar al décimo del de delante, allí se veía a una niña, con corto pelo castaño medio por encima de los hombros, ojos color miel y una piel bronceada pero llena de pecas por la zona de la nariz, nada fuera de lo corriente, de repente vió que alguien se acercaba a aquella niña la cual tendría su edad mas o menos y la pegaba con violencia en la cara y luego comenzo a gritarle histéricamente, pero antes de que Alice tuviera tiempo de alarmarse todo acabó y la niña salió a su balcón llorando y se acurrucó en una esquina llorando escondiendo su cara entre las rodillas, a Alice le picó demasiado la curiosidad y le preguntó por su nombre.
-Hola, soy Alice ¿y tu?
La niña contestó entre sollozos.
-Esther
-¿Qué te pasa Esther?
-Mi papá se ha enfadado conmigo.
Alice reparó en que aquella niña tenía marcas de cuerdas en las muñecas, en los pies y en la mandíbula.
-Esther, ¿por que te sangran las muñecas y los pies?
-Mi papá me ata a una silla cuando me porto mal por que así me portaré mejor a la próxima y me haré mas fuerte.
Alice se quedó helada con aquella contestación.
*Fin del flashback*Por fin eran los cumples de Alice y podría compatirlo con Esther como todos desde que tenía nueve años, todavía nunca se habían visto fuera del balcón pero tenían la esperanza de que algún día pudieran. Salió al balcón y allí estaba Esther con una sonrisa en el rostro, cosa que era muy extraña de ver e inundaba de alegria a Alice cada vez que la veía, pero por desgracia, la entristecía pensar que las únicas y todas las sonrisas que Esther había tenido en la vida habían sido para ella y habían sido falsas para no preocuparla demasiado.
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Décimo Piso
Short StoryEn aquél balcón. Allí la conoció, allí surgio una hermosa amistad y alli estuvo su vida... Y su muerte