Prólogo.- Esperanza, miedo, muerte... Dios.

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BUEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEENO gente, es mi primera historia en Wattpad y la verdad no sé cómo será recibida pero bueno. Para empezar, en principio no me centraré en la pareja protagonista la cual no revelaré aún. Aunque para aquel que conozca bien el lore y comparta mis gustos no le será muy difícil adivinar sobre quiénes irán. Pero este prólogo irá a modo de comienzo a lo que conocemos a día de hoy como Runaterra, ya que lo que veréis es una idea que me gustó muchísimo basada en ciertos campeones que han estado desde el principio de los tiempos. Espero que os guste, comentad que os parece y siempre serán bienvenidas las críticas constructivas o posibles peticiones. Un saludo, machangos ~<3.

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Remontémonos al inicio de los tiempos, donde la vida que existía era aquella que se regía por la ley del más fuerte. Un período hostil, donde la humanidad tuvo un final caótico. Aunque... para algunos se limitara a un nuevo comienzo, la puerta de entrada a algo más.

Era época de guerra, los civiles temblaban por el miedo a ser asesinados por militantes o asesinos. O simplemente por otros que ansiaban un poder más allá de su comprensión. No podían fiarse ni de su propia sombra. ¿Raro? Por aquel entonces aquello, a pesar de ser plato de mal gusto, era lo normal. La razón era simple, y radicaba en la última clase de personas que asesinaban a sangre fría. Todos buscaban la fuente de poder ilimitado, que les concediera la vida eterna, algo fuera del alcance de sus manos.

Lo que buscaban era, para algunos, ser ascendido por las arenas del desierto de un lugar llamado por aquel entonces Dhashur, reino de grandes emperadores. Para otros, era llegar a contactar con los verdaderos dioses de la guerra, con la raza más antigua y desconocida de todas, los oscuros. Y había un último trozo de este pastel a medio cortar. Los que deseaban formar parte del universo y moldearlo a su antojo, los que al parecer tenían más poder sobre Runaterra que ningún otro ser (O así lo creían las tribus del norte). Ansiaban formar parte de "Los Vigilantes".

La fuente de todos estos privilegios se encontraban en un sólo lugar, en un monte llamado "Destino" el epicentro de aquel tormentoso y sangrío conflicto. No acababa, no iba a terminar ahí, pues el punto álgido estaba por finalizar en ese basto yermo montañoso, podrido por la sangre y pútrido por los cadáveres en descomposición, tirados en el suelo como si fueran muñecos, todos víctimas de una batalla sin sentido llevada a cabo por la codicia y la ambición. 

Por desgracia en ese punto, los destrozos eran peores, la gente seguía en guerra, seguía muriendo y al fin, cuando todo parecía perdido, él apareció, un ser de apariencia corpulenta, con piernas como finos tubos , vestido de gris, con bordados de un rojo carmesí, un ser hecho de luz con una gran Barba de pelaje rubio a la vez que grisáceo y una máscara dorada con tres agujeros perfectamente redondos en ojos y boca. Además, portaba como sombrero un cuerno y en la base de este, posaba un cascabel atado a una cuerda trenzada. La esperanza había hecho acto de presencia, se había manifestado por primera en el mundo.


Cuando apareció, un rayo de luz deslumbró los ojos de todos aquellos seres humanos ambiciosos y sedientos de poder, palidecieron, puesto que había llegado el ser que estaba dispuesto a detenerlos. Mas cuando todo parecía salvado, un acto de incredulidad y desesperación llevó a que la presencia más aterradora, cruel y miserable apareciera. Aquella criatura que osaba llamarse a sí misma"Rey", Tahm Kench. Una especie de pez gato que era capaz de ponerse a dos patar, con brazos y unas garras perqueñas y afiladas. Su piel era verde y viscosa, pero portaba un traje que ignoraba esta última característica, aunque sí que parecía estar mojado. También llevaba un sombrero de copa y un pendiente en su bigote izquierdo, además de anillos de oro y brazaletes de plata opacada por la sucieda.

 Una lucha encarnizada se brindó entre aquellas dos deidades, la luz contra la oscuridad, la esperanza contra el miedo. Se enzarzaron en un combate en el cientos de vidas perecieron a su alrededor, cosa la cual, tras no mucho tiempo, hizo aparecer al espectro que llevaría a todas esas almas a una bella muerte o, quizás, a la peor carnicería jamás vista por ninguno de sus ojos. Kindred, aquel dúo de entes que representaban las partes más bellas del final, y la crueldad de este si te niegas a aceptarlo. Ninguno de ellos hablaba, puesto que el lenguaje de aquella época era primitivo, algo poco entendible más que para aquellos seres humanos.

Al principio, la cordera, se mostró neutral al comportamiento de ambos, aunque le daba pena el ver la cantidad de vidas desperdiciadas en esa lucha sin sentido. Pero, el lobo, apoyaba a Bardo, no por benevolencia, sino porque la falta de vidas humanas daría paso a que su hambre aumentase, por lo cual, no saciaría su voraz apetito con tanta facilidad. Eso lo ponía nervioso, por lo que convenció a la cordera para que le siguiera, ya que ella veía en aquellos ojos fríos y sin vida de los caídos en combate como un tiempo que debió de haber sido aprovechado y este se les arrebataba.

Tahm vio interesante este combate, y usó las almas de aquellos que mató para hacerse más fuerte y con ello crear una apariencia física que le ayudase a luchar, ya que él se encargaría de Kindred, mientras la representación física de todo el miedo que había consumido desde el principio de los tiempos, lucharía contra Bardo. La pelea duró días, días en los que el sufrimiento se extendía por el mundo, ya que cada vez el caos y la lucha por el poder era más notable y esto hacía que la gente ambicionase cada vez más y más el obtener sus codiciosos, mientras las deidades libraban una batalla casi a muerte en la que el vencedor probablemente prevalecería sobre los demás.

A Kindred se les veía aventajados, puesto que al ser dos, tenían algo de supremacía sobre "El rey del río". Usaba sus flechas grácilmente en una danza de constantes ataques mientras lobo no paraba de distraer y morder cuando las flechas hacían lo contrario, era un ataque perfecto, esquivaba sobre las rocas cuando el monstruo usaba su lengua para atacar mientras que el lobo volvía al lado de la cordera cuando este intentaba asestarle un golpe, sin embargo, el ente fantasmagórico estaba pudiendo con el ser ancestral, debido quizás a que eclipsaba su luz con el miedo acumulado. Copió su forma, la de Bardo, y simulaba sus ataques con más potencia, solo que esta vez de una manera siniestra, oscura, el sonido que emitían las campanas eran gritos de aquellas almas en pena que no pudieron escapar del cruel destino del cautivador. Se veía duro, y cuando ambas partes estuvieron a punto de dar su golpe final, cuando el mundo parecía verse acabado tras una inmensa destrucción a escala global, él apareció. El creador, el destructor, el que tenía poder para ser un verdadero dios. Aurelion Sol entró en escena, partiendo el cielo en dos y haciéndose uno con él, preguntándose cómo una raza pudo haber llegado al punto tan alto para que no solo la esperanza, el miedo y la muerte se vieran involucrados y que además, se vieran en una pelea tan grande para que hasta él mismo tuviera que aparecer. No pensó dos veces lo que tenía que hacer.

Todos pararon el combate ante él, Kindred hizo una reverencia, Tahm se quitó el sombrero y Bardo alzó la mano a modo de saludo. Los tres se retiraron, todo por lo que habían luchado ya no existía, pues... sabían que era el comienzo de algo más grande.

-¡Basta! -Gritó aquel dios con forma de dragón en cuanto terminó de observar aquel desolado paraje- ¡Vuestra mediocridad acaba aquí y ahora, no habrá ninguna súplica que os salve esta vez. Vuestra supervivencia a esto no será imposible, sin embargo es muy... muy poco probable.

Y tal como acabó de decir aquellas palabras, el mundo se tornó en un destello blanco, todo quedó borrado, rehecho. Como si fuera un folio que necesitara ser escrito y, tras ello, la humanidad dejó de ser aquello por lo que se conocía. Ya no estaban solos, ahora comenzaría el nuevo destino de Runaterra, lugar en el que miles de años después, se formarían las nuevas leyendas.

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Hasta aquí el primer capítulo de esta historia que ha empezado a modo de preludio de cómo La Tierra llegó a ser lo que es en la actualidad. Después de esto, vendrá el mundo actual. Valoran, Demacia, Noxus, Freljord y un largo etcétera se verán como son a día de hoy tal y como lo conocemos. A partir del siguiente capítulo comenzará la historia de nuestro/a/os/as protagonista/s. Espero que os guste. :D

Extinción. - League of Legends (Lucian x Vayne)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora