Uno

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Día1:

Me presento, cordialmente ante tu presencia, yo soy Carente, hijo del ángel de la fertilidad y de la muerte. Hermano gemelo de un tonto llamado Parkal y el menor de esta humilde familia, Azrael, el favorito del señor.

Mi familia no gusta de títulos nobles, mucho menos que presten atención en nosotros, pero teniendo en cuenta que muchos de los ancianos creen que Parkal y yo estamos malditos y que Azrael es el heredero al poder de mis padres, se nos tacha de...

Disculpen, he divagado. La cosa es, que en este momento, con toda el dolor de mi alma extraña y sin sentido, debo admitir que estoy escribiendo en el olvidado regalo de mi estúpido hermano. Un cuaderno de hojas amarillas y sueltas.

Parkal no es romántico, mucho menos gusta de sentir. Hemos sido algo ajenos al cariño desde que mis padres nos vieron nacer juntos en una misma semilla del señor, las alas de Parkal y las mías estaban entrelazadas y nuestras frentes chocaban. Siendo pequeños querubines, pude sentir el temor de los espectadores latir con fuerza a nuestro alrededor.

Cuando un ángel nace, brotando desde la nube mas calida del END, rociado por las aguas de la fuente, sus alas enseguida resplandecerán sin importar de que color sean...pero algo ocurrió con nosotros dos, porque ni mis disfuncionales alas, ni las de mi hermano refulgieron como era debido, es mas, ellas solo soltaron polvo de tierra...avecinando un cambio.

Azrael nació una centena mas tarde y con el todo fue maravillas. Dicen que los niños ángeles no entienden la vida hasta cumplidos los dos centenos, pero por alguna razón, Parkal y yo éramos diferentes.

-"ves lo que veo... veo su desazón con nosotros, admira sus rostros Carente, ve como refulgen sus almas al mirarlo a él"- farfullaba en murmullos mi hermano. Nunca le preste debida atención, me concentraba en ver los colores de su aura, el estado anímico que el alma reflejaba y lo muy preocupados que andaban los ángeles para ese entonces. Las creaciones de Dios estaban alborotando al mundo de apoco, expandiéndose como las pelusas en el aire.

-"guarda silencio, Parkal, harán que nos descubran y estaremos en problemas"- proteste.
Recuerdo que en ese entonces, mi hermano y yo teníamos unos cuantos años de nacidos, pero en apariencia humana debían ser unos diez años. Azrael lucía menor, pero los mimos del arcángel de la muerte, nuestro padre y guardián seguían siendo solo de el.

-"lo Odio"-

Me alarme, que no quede duda y nadie ose a no creerme, pero yo sabia que lo que dijo mi gemelo era algo prohibido e inexistente. Un mito.

-"Parkal!"- chille a baja voz.-"pero que idioteces inventas"-

-"Luciel dijo..."- fruncí en seño. Yo no agradaba de ese chiquillito, era incluso mas extraño y marginado que nosotros. Su padre ni lo quería.

-"Bobadas, Parka, bobadas. Lucy te esta lavando la cabeza, deja de juntarte con el, porque es..."-

-"¿malo?, quienes somos nosotros para juzgar lo bueno y lo malo. Dios lo invento, pero no me quedare con su opinión...después de todo, no valgo para el y el para mi menos"- puntualizo. Rojo en... no se que, me levante de golpe y lo encare. Fue una estupidez, papá nos encontró y nos regaño, pero a Parkal no le hable por semanas luego de eso y me era difícil, éramos gemelos. Yo hacía todo por el y el hacía todo por mi, teníamos un lazo único, algo que muchos envidiaban, por ejemplo, los futuros cinco arcángeles...

Mi familia no simpatizaba con ninguno, relacionarse con ellos era exponerse. Eso no evitaba que el trago amargo de todo, siempre nos lo lleváramos nosotros dos, porque Azrael nunca estaba solo por allí haciendo travesuras como mi hermano y yo. Parkal era juguetón, siempre trato de verle algo provechoso a todo, pero yo mas que nadie sabía que sufría, sus profundos y oscuros ojos iguales a los míos se hundían en tinieblas y unas marcas oscuras aparecían bajo ellos, opacándolo. Su rostro cada vez mas pálido y marcado, la belleza característica de un ángel seguía ahí, pero era extraño, a medida que los años pasaban, era como si algo no arrollase a ambos, nos oprimía.

Pasado el tiempo, nimiedades como los sentimientos y el cariño dejaron de importarnos, asumimos que Azrael sería el preferido y opte por no permitir que me agobiara, tal vez mi destino no era ser un ángel de la muerte, tal vez sería un mensajero, un guardián o un guerrero. Pero Parkal no se permitía pensar en otra cosa que no fuese ese sentimiento extraño que era impuro e impropio de gente como nosotros.

-"No consigo entender que tiene de especial. Sus ojos son mas bonitos, pero nada mas".- Farfullaba. Apoyado en las nubes mas alejadas de todo lo que rodeaba el palacio y las firmes estructuras de la ciudad celestial, observe como de apoco se arrancaba los pelos de la cabeza, desesperado. Yo solté una risita que no le simpatizó mucho y me miro mal.-" ¿Tu de que lado estas?".-

-"No existen lados o bandos, Parka. Solo nosotros dos y ya".- Excuse. Le eche un ultimo vistazo antes de cerrar los ojos y descansar captando los rayos de esa hermosa estrella gigante. Eran tiempos extraños, porque la creación del señor no estaba alborotada, es mas, parecían tranquilos.

-"Bah!".- Le oí refunfuñar, para luego apoyarse a mi lado. Sentía la lacerante mirada del idiota a mi lado, pero la ignoraba, perdiéndome en el silencio de las voces en mi cabeza. Hoy estaban muy callada...

-"Oye, Carente... Si yo me fuera, ¿Seguirías siendo mi hermano?".- Curioseó. Aun con mis ojos cerrados, recuerdo haber fruncido el seño. Su voz sonó tan nerviosa y sería que por un momento me lo tome en serio y me preocupe.

-"No seas idiota Parkal, aunque las estrellas dejen de brillar yo seguiré siendo tu hermano. Es mas, te seguiré a cualquier lado".- Puntualice sin un ápice de duda. Oí a mi gemelo suspirar con alivio, para luego sentir sus brazos rodearme por el pecho y apegarme mas a el... no sabía que hacía, pero se sentía reconfortante.-"¿Qué haces?"-

-"Lucy me dijo que los humanos hacían esto... el los observa mucho y dice que los envidia...no se por que".-

La sensación agradable de tenerlo prendido a mi, era, por mucho, las primeras buenas sensaciones que tenía en años. Pero como todo lo malo me pasa a mi, de pronto las voces en mi cabeza estallaron y una sacudida me hizo sentarme, separándome de mi hermano. Un dolor hizo que todo mi cuerpo temblara y los dientes me castañearan, fue como sentir a alguien metiendo las manos en mis brechas.

Recuerdo las imágenes borrosas de las almas lamentándose, como a muchos de nosotros nos dejaban caer por un abismo a tierras que desconocía. Vi a mi hermano sonriendo de una manera escalofriante y un poco mas abajo que nosotros, al principio de toda esta caída, Lucy. Sus peculiares ojos me observaron con recelo y me sonrió con todos sus feos y extraños dientes...se transformaba en algo aterrador y malo.

-"¡Carente!".-

El chillido de mi gemelo fue lo único que consiguió traerme a la realidad. Con ese rostro quinceañero y sus ojos inundados en lagrimas, me aferraba el brazo con fuerza. Mis manos y todo mi cuerpo estaba tenso, pero hice mi mayor esfuerzo por sonreírle. No quería preocuparlo, pero ahora me doy cuenta que fue la cosa mas estúpida que hice. Al no contarle, permití que esas cosas se adueñaran de apoco de mi mente y para cuando quise darme cuenta de que era lo que pasaba, ya era tarde. Estaba siendo arrastrado yo también a esa fosa de pesadillas.

Hola pimpollitos, aquí sus mama Phoenix. Les traigo esta segunda parte de lo escrito por nuestro demonio favorito. in coming una imagen de el, la que debería de ser igual a su hermano, ya que son gemelos. 

Unas criaturitas así de lindas eran (omitan las chaquetas pls)

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Unas criaturitas así de lindas eran (omitan las chaquetas pls). Ilaythephoenix fuera. Bye

Por los ojos del guardián: El libro de CaronteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora