Día3:
Aún recostado en el suelo, el creador me abandono. Los ojos me ardían y cada vez que cerraba mis parpados leía la inscripción en dorado, cada vez en un idioma diferente.
Cuando conseguí reincorporarme y devolverme a casa, algo extraño sucedió. Al mirar a los otros ángeles, estos se apartaban de mi y me miraban aterrados, mas de lo usual, esquivaban mi mirada directa y aún así, podía verlo. Sus almas estaban ennegrecidas y de apoco se opacaban.
"Muerte" es lo que vendrá, "Muerte" es algo que a todos cambiara.
Ignorándolos, seguí mi camino. Parkal me esperaba en el umbral de la puerta, mientras madre y padre estaban sentados en la suavidad del suelo, abrazando a Azrael que lucía preocupado.
-¡Hermano!- Chillaron ambos. Corrieron a mi encuentro y casi me derriban, se prendieron a mi y no me soltaron hasta corroborar que me encontraba bien.- ¿Qué ocurrió?, te oímos gritar.- Curioseó mi hermano menor. Parka se lo quedo viendo, incrédulo. No era propio de Azrael el preocuparse por nosotros, sus hermanos mayores.
-Nada, enano.- Con cariño y tratando de silenciar las voces en mi cabeza que me pedían reclamar su alma. El fulgor de Azrael era atrayente y por un momento me perdí observándolo.- El creador solo me enseño algo.-
Para cuando se dieran cuenta que mentía, sería ya tarde y la tragedia ya estaría sobre nosotros, pero no podía solo decirles lo que pasaba y salvarlos a ellos... porque no había salvación. Ocurriría de todos modos.
En una tarde tranquila, un par de años mas tarde.-casi días para mi.- cuando yo descansaba bajo mi manzano habitual, una sombra me interceptó el sol y me hizo perder la concentración de lo que en mi descanso solía hacer. Esperando fuera mi bella musa melódica, me reincorpore de un brinco y traté de estrecharla en mis brazos, como tantas veces hacíamos en nuestros secretos encuentros. Parkal sospechaba que tenía "citas" con alguien, pero era muy bueno escondiéndole cosas, así que nunca sospecho de la afamada y dulce Melodia.
Pero mi desgracia era tal, que quien estaba frente a mi era un muchacho de negrusco cabello –antes rubio- y ojos dorados cual fuego humano. Lucero, Lucy para los amigos. Sus ojos, fríos y calculadores me analizaron desde su baja estatura. Un temblor me recorrió cuando esa sonrisa extraña asomó en la comisura de su labio, mostrando unos dientes muy diferentes a los usuales.
"¿Quién diría que el favoritismo te consumiría?", pensé, para luego volver a apoyarme contra la madera del manzano.
-¿Qué quieres?- solté, tajante. Nunca fue un joven de mi agrado, pero Parka le quería mucho y si lastimarlo era lastimar a mi gemelo, pues no correría el riesgo.
-Tan audaz como siempre, me halaga que me conozcas tan bien, Caronte.- Se burlo. Chasqué la lengua con molestia y quise huirle a los problemas que traía hablar con el.- ¿a dónde vas?, aún no termino nada contigo.-
-Ve y lánzate por el END, no te cuesta nada.- Gruñí. Cuando me volví a verlo, me sorprendió el que estuviera a solo centímetros de mi, con sus ojos abiertos muy grandes y con una sonrisa que no cabía en su rostro.-¿Qué...-
-Siempre te creí el mas listo de los gemelos, al fin y al cabo, ¿conoces la leyenda no?. "si ha de nacer gemelos, su brillo será el de uno, dividido y entrelazado entre ambos. El mas débil será consumido por la fuerza del mas astuto y el caos llegará a consumirlo todo."- Se cruzó de brazos y retrocedió, devolviéndome mi aire. El ambiente cerca de el siempre era mas pesado.- Parkal la tiene difícil, tu tienes la ayuda de Dios, ¿Y él?. No me digas que no le has abandonado, porque sabemos que es cierto, además, el chico me cae bien, es muy moldeable y leal. Sería una pena hasta para mi perderlo.-
Lo aferré por los huesudos y endebles hombros, levantándolo con fuerza y estampándolo con agresividad contra la madera del árbol, se me ocurrió cometer una atrocidad. El alma oscura y retorcida se lucía deliciosa y frágil, instintivamente acerque mi mano a su pecho y el imitó mi gesto. Una sonrisa extasiada brillaba en sus feos dientes.
-No metas a Parkal en esto, sabandija.-
-Véase de este modo, yo sólo trato de darle ventaja. No es justo que su hermano, a quien... "ama", sea quien deba matarlo. Y como se que no soy de tu agrado, encontré la manera perfecta de quedarme con su caos en mi bando.- La mano en mi pecho se retorció, enterró una largas y extrañas uñas en mi y se quedo quieto.- ¿Si divido tu corazón, si lo arranco, seguirás viviendo?-
Imitando su gesto, mi mano se estrujó en un puño y tire de una fuerza opuesta, haciendo temblar al corrompido ser bajo mi. Lucy se soltó de mi pecho, pero yo no deje de tirar, era como tocar brea y estirarla. Su alma luchaba contra mi fuerza, mientras trataba de arrebatársela.
-¡Eso es Caronte!, ¡Enséñame!- Una risa lo sacudió, sus carcajadas me dejaron descolocado. ¿Estaba loco?- Se que puedes ser incluso mas corrompido que esto...-
-¿Hermano?-
La voz de Parkal me hizo reaccionar. Solté a Lucero y me giré a ver al castaño. Sus ojos, a diferencia de lo que yo creía, no me miraban con odio. Parecía sorprendido, hasta feliz. Un brillo dorado los consumía muy por debajo de lo notorio. Lucy lo tenía influenciado.
-Parkal, ¿Qué haces aquí?- Dije, tratando de sonar autoritario y molesto. Pero el solo rió, su carcajada infantil me removió el corazón.
-Lucy dijo que si no podía convencerte el... tendría que hacerlo yo.- Su nuevo y extraño andar me dejo mosqueado. ¿Qué era eso, a donde iba tan elegante?. Se acercó a mi y con una mano en mi pecho, imito lo que yo hacía con el ángel corrompido anteriormente. Vi mi alma, de un tono gris salir disparada a la mano de mi gemelo.
-¿Parka...que haces?- Sentí el frío apoderarse de mi, cuando la misma sonrisa de el demonio tras de mi se reflejó en los labios de mi tierno y jovial hermano.
-Hermanos, no importa el que. Tu me seguirás a cualquier lado.- Recitó. Sus ojos, dorados, diferentes de los míos brillaron. La grisácea luz lo envolvió y comenzó a entrar por su boca. Me consumía, como si fuese alguna especie de extraña exquisitez.
Sentí el pavor de la gente cuando miraba en nuestra dirección. Parkal había cambiado, yo también. Me sentí débil, mi piel tirante y el poco brillo en mi casi se extinguió.
-Esto, Caronte, es mi pacto. Ahora Parkal cuidara de tu débil y moribundo cuerpo. Cuando llegue el momento, nos seguirás hasta mi nuevo mundo y me permitirás domara tu caos. De otra forma, tu preciado hermanito desaparece.- Me enseño, que en una de sus mano yacía un rojizo y palpitante corazón partido a la mitas y en la otra mano, la misma lonja de otro corazón. El mío y el de Parkal.- ¿Trato?-
-Trato.- Murmure.
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Por los ojos del guardián: El libro de Caronte
Romance"La vida solo tiene un destino... la muerte. Ya veras tu si la quieres próxima o lejana, pero ten en cuenta algo, yo no te hostigare, ni mucho menos te lo haré mas difícil, porque si has de caer en el infierno y has llegado al Aqueronte... tu vida y...