Capítulo 9: Lo siento, Nick

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Habían pasado dos semanas desde que los abuelos de Nick vivían en mi casa.

Mi padre había vuelto de Suiza y se alegró de conocer a nuestros invitados, al parecer a mi padre le encantaba tener unas relaciones fuertes con sus empleados. Muy pocos jefes se interesan por la vida personal de sus empleados, pero mi padre no era así.

La decoradora ya había finalizado con las obras en la casa de los abuelos de Nick y esta semana comenzaría a restaurar el granero.

Mi padre había financiado nuevos materiales para la granja, pero los abuelos de Nick y el propio Nick desconocían este detalle.

La verdad es que a medida que iba pasando el tiempo me daba pena conspirar contra Clayton, incluso contra Nick. Al fin y al cabo los dos eran ex militares, no conozco los motivos del por qué dejaron la armada, pero el simple hecho de que hubiesen dejado de defender a su patria para defender a dos niñas adineradas no debía ser plato de buen gusto, pero debían llevar dinero a casa, y después de saber el estado económico de la familia de Nick no podía echarle a la calle. Era posible que me estuviera ablandando, pero mi madre no me enseñó a ser mezquina y manipuladora.

Saqué los pantalones cortos de deporte del cajón y cogí un sujetador deportivo. Había decidido que estar en casa encerrada no era una opción, así que me apunté al gimnasio, al principio Nick comenzó a ir para vigilarme, pero tras ver la inmensa cantidad de cosas que podía hacer decidió apuntarse, de esa manera me vigilaba mientras hacía deporte conmigo.

A pesar de que no quisiera echarlo y hacer que perdiera su trabajo seguía siendo sumamente cortante con él. No quería encariñarme con él.

Con respecto al tema del beso no volvió a repetirse ni volvimos a hablar del tema. Debía mantener las distancias con Nick, no podía pillarme por él, más que nada porque él no es el típico chico de discoteca con el que te lías o te das un revolcón y no vuelves a saber nada de él. Si saliera algo mal con Nick debería lidiar con ello, dado que se pasa las 24 horas del día pegado a mí, además, vivimos bajo el mismo techo.

Bajé las escaleras a toda prisa mientras me cargaba la pequeña mochila que llevaba. Me dirigí a la cocina y cogí mi botella de agua de la nevera mientras Clayton y Nick picoteaban algo. Me percaté de que Clayton no llevaba traje, iba vestido prácticamente de la misma forma que Nick, salvo que él no iba completamente de chándal.

- Clayton, ¿vas a acompañarnos?- Guardé la botella y miré a Clayton bajo la mirada penetrante de Nick.

- Me temo que no. April va a ir al centro de equitación y me va a enseñar a montar.- Alcé las cejas sorprendida. No me esperaba que la relación entre mi hermana y su guardaespaldas se hubiese afianzado de esa manera, pero me alegraba por ellos.

- Dile a April que te prepare mi yegua, es bastante dócil, puede ayudarte a la hora de aprender varias cosas. Yo la uso mucho en clases individuales con niños, trabaja muy bien, creo que puedes estar cómodo con ella.- Clayton me dedicó una sonrisa mientras yo me sentaba en la cocina.

A OTRO NIVELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora