Lamentablemente la madre de mi amiga la dió de baja de la escuela y la inscribió en otra, desde entonces, no la he vuelto a ver.
Nunca conocí a su madre, así que no logré navegar en su mente para obtener información, o por lo menos saber él motivo por él cual trataba tan mal a mi amiga, no entendía, ¿Cómo una madre puede tratar a su hija de esa manera?, no lo podía saber, cada quien tiene una forma diferente de educar a sus hijos pero no creo que esa haya sido una buena manera.Desde entonces, decidí enfocarme a ayudar a los que me rodean, así fuera un animalito indefenso, busco la forma de ayudarlo.
No puedo ingresar a los pensamientos de los animales, ya que son la creación mas sincera y fiel que existe en el mundo, por lo tanto, los maestros de la instrucción, no me dan permiso para acceder a ellos, digamos que es él límite y la regla que debe seguir mi "don".Un día, no hace mucho tiempo, acompañe a mi hermano menor a comprar un ratoncito árabe.
Todos sabemos que esos ratones no son para tenerlos en casa como mascota, sino que la mayoría de las personas los utilizan para alimentar a las víboras. Al enterarme de esto, sentí una gran nostalgia dentro de mi corazón, ¿Por qué la gente es así?, ¿Acaso no tienen sentimientos?, ¿O simplemente lo hacen por placer?, me sentí frustrada, pero en ese momento, voltee a ver él cristal en donde estaban exhibidos los ratones, solamente quedaba uno sólo de ellos, se veía tan cálido y tímido al mismo tiempo.
El vendedor notó la expresión que tenia al verlo y se dirigió hacia mi:
-¿Te gusta?, preguntó.
*Es tan tierno, respondí.
-Es él único que queda, lamentablemente su destino no es muy bueno que digamos, solamente está esperando a otro cliente para satisfacer él hambre de su víbora.Al escuchar esas palabras me sentí impotente, quería llorar pero al mismo tiempo tenía ganas de golpear al vendedor, ¿Cómo podía decir eso con tanta tranquilidad?, ¿Acaso no tiene corazon?, en ese momento el vendedor se convirtió en un "Mounstro descarado".
Mi madre escuchó la conversación, me miro fijamente a los ojos y preguntó: ¿Quieres uno?, no lo dudé mas, ni siquiera pensé en él dinero que se necesita para mantener a un ratón, pero en ese momento no me importó, lo único que quería era cambiar el destino de ese indefenso ratoncito.
Estoy consciente de que no tengo la habilidad de navegar por los pensamientos de los animales, pero también sé que no es necesario utilizarlo para darme cuenta de la ayuda que piden a gritos los animales y también las plantas.
Me siento feliz al tener al pequeño ratón conmigo, y aunque esto me sucedió la semana pasada, estoy orgullosa por saber que con una pequeña acción, puedes cambiar él mundo de alguien, y no solamente su mundo, también su destino...
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Mente Abierta
SpiritualEs un libro para las personas que están hartas de lo mismo de siempre y buscan entretenimiento fuera de lo común, conocer diferentes tipos de habilidades increíbles y desconocidas, al igual que aprender de estas pequeñas experiencias relatadas a con...