La vida es increíble, tiene sucesos completamente hermosos e inolvidables, siempre hay que disfrutar de lo que tenemos, porque nunca sabemos hasta cuándo estarán en nuestras manos.
La vida da mil vueltas, giramos y giramos sin percatarnos de ello, amamos, reímos, lloramos, pero sobre todo, disfrutamos de esos bellos momentos que se nos otorgan.
Estamos de luto, ésta expresión suele causar preocupación por la persona que la menciona, tal vez sea porque se refiere completamente a la muerte.
Hablamos de la vida, de todo lo que cobra sentido y color cuando alguien muy preciado llega a nosotros, pero ese alguien, es más que un algo, es un nuevo sentimiento que se convierte en alegría cuando estamos cerca de él, transformando los momentos tristes o difíciles en nuevas esperanzas.
La muerte es un concepto muy complicado de explicar, pero la mayoría entiende esto como el fin de la vida, nadie puede decir concretamente ¿qué hay más allá de la vida?, porque una vez que tu vida se termina, no puedes volver a ésta para contar tus experiencias en la muerte, simplemente dejas un bello recuerdo de lo que fue tu vida.
Tristemente, le llegó el fin de su vida a mi pequeño y lindo ratoncito, sí, esa ratita árabe que se menciona en algún capítulo anterior, esa hermosa bolita de pelos que corría en su rueda durante todas las noches, ahora está en un lugar que es desconocido para los que seguimos vivos, pero que imaginamos que es un lugar mejor, un Lugar lleno de paz.
Al principio me sentí perdida, no sabía como lidiar con esta noticia, una avalancha de recuerdos cayó sobre mi y me quedé callada, sin moverme, paralizada, no solté ni una sola lágrima, no podía creer que esto estuviera pasando.
Aguanté las ganas de llorar, tuve a varios amigos a mi alrededor para consolarme, pero no quería llorar, creía que si lo hacía, entonces todo sería verdad y no lo quería aceptar.
Regresé de la escuela y al voltear hacia el lugar donde estaba su casita, me desvanecí, solté todo lo que traía dentro y di por hecho que ya nunca lo volvería a ver, jamás me había sentido tan triste en mi vida. Lloré todo lo que tuve que llorar, pensaba en Sekki y volvía a llorar, me mencionaban algo relacionado con ratones y me volvía en llanto, no podía controlarme, así que decidí cantarle una canción, algo sintiera que le llegara, que supiera, donde quiera que esté, que lo amé y que me trajo mucha felicidad y alegría, pero que jamás lo olvidaré.
Este proceso fue muy difícil para mi, pero al recordar que yo pude cambiar su destino desde aquel día en que lo saqué de esa tienda de mascotas, me siento mejor, me hace sentir que yo fui su héroe, porque iba a tener una muerte muy fea y dolorosa, en cambio, conmigo, tuvo una muerte tranquila, sin dolor y muy natural, ya que el tiempo estimado para este tipo de animalitos, es muy corto y, afortunadamente, Sekki me regaló 2 años completos de su linda y bella vida, que siempre agradeceré y recordaré con mucha alegría.
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Mente Abierta
SpiritualEs un libro para las personas que están hartas de lo mismo de siempre y buscan entretenimiento fuera de lo común, conocer diferentes tipos de habilidades increíbles y desconocidas, al igual que aprender de estas pequeñas experiencias relatadas a con...