Capítulo 2

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Nada... ¿Es lo que se siente cuando llega la hora de tu muerte? Quién sabe. Eso era lo único que sentía hasta que todo volvió atrás. El dolor cada vez era más fuerte, volvían aquellos dichosos sentimientos, mi alma regresaba a su cuerpo...

Di una gran bocanada de aire y abrí los ojos -¡¡Aaahg!!- grité al sentir un gran dolor en mi pecho-dónde estoy....-

De repente una chica joven con anteojos entró en la habitación donde me encontraba -¿Q..qué le sucede? ¿Se encuentra bien?-

-¡¿Quién eres?!- del susto me levanté de golpe de la cama -¿Qué es esto que llevo..?- me miré el camisón blanco que llevaba puesto -¡¿Dónde está mi ropa?!-

-P..por favor tranquilícese- nerviosa -n..no le vamos a hacer nada-

-¿Qué es todo este jaleo?- el mayordomo entró por la puerta -¿Mmm? veo que por fin ha despertado- sonríe -El Señorito está esperando, le explicará todo lo que desee durante el desayuno. Meirin, ayude a la chica a vestirse-

-¡¿Tu?! ¡¿P..pero que haces aquí?! Esto es de locos...- me llevé las manos a la cabeza y comencé a dar vueltas por la habitación

-Sí Sebastian-san- Meirin cogió el vestido que había posado en una silla

-Yo sé vestirme sola, no soy una niña- me acerqué a la joven y cogí el vestido -gracias, pero no me hace falta ayuda-

-Está bien... Meirin, espere a la chica en el pasillo y cuando termine acompáñela al comedor- salió de la habitación y fue a servir el desayuno a su amo

-Si necesita algo estaré aquí fuera- añadió la joven antes de salir

Me senté en el bordillo de la cama, pensativa, intentando recordar lo que había sucedido. Pero sin éxito. Lo único que veo reflejado en mi memoria es nada, como si todos mis recuerdos se hubiesen esfumado, aunque la verdad no tenía mucho que recordar.

-Tal vez comer me ayude a pensar- suspiré -Será mejor que me vista y vaya rápido- extendí el vestido para verlo mejor -Pero si esto es... ¡un vestido de criada!-

No me quedó más remedio que ponérmelo ya que no tenía otra cosa. Estiraba cada vez más la falda del vestido, era demasiado corto e intentaba cubrir lo máximo posible mis piernas. La verdad, no podía ser más provocativo. Me miré en el reflejo de uno de los cristales de las ventanas y al verme cubrí mi ojo izquierdo, el "ojo maldito" que todos llamaban y del que se asustaban. <<Debería taparlo>> pensé. Y así hice. Me puse el flequillo de tal manera que nadie pudiera verlo.

-Creo que ya es suficiente- me dirigí a la puerta y al abrirla me encontré a la joven esperándome

-B..buenos días- se inclinó para saludarme -por favor sigame, le llevaré al comedor-

-Vale- fui detrás de ella -Perdón por haberle asustado antes, no era mi intención-

-No se preocupe- se paró delante de una puerta y me miró con una gran sonrisa -el señorito le espera dentro- abrió la puerta y me cedió el paso

-Esta bien- la sonreí de vuelta y entré en el gran comedor -B..buenos días...- sin saber muy bien que hacer me dirigí a una de las sillas de la mesa al mismo tiempo que Sebastian se acercaba -<<Qué querrá ahora?>>- se puso detrás de mí y me ayudó a sentarme -Gracias...-

Sebastian comenzó a servir el desayuno. Tenía una pinta deliciosa y la boca se me hacía agua. Llevaba tiempo sin ver tanta comida sobre una mesa. Cuando terminó se puso al lado de su amo.

-Antes de que empieces con las preguntas...- dijo el niño juntando sus manos y entrelazando los dedos -quiero hacerte yo unas. Por cierto, la comida no está envenenada ni nada por el estilo, puedes comerla-

-Sería un desperdicio- añadió Sebastian con una sonrisa

Dudaba si comerlo o no. Pero en aquel momento el hambre podía a mi instinto, así que no esperé más y comí todo lo que había a mi alcance.

-Bueno...- el niño se quedó algo sorprendido -¿Quién eres, y qué hacías allí aquella noche? ?¿Te envió alguien? ¿Para quién trabajas?-

-Yo...- dejé de comer y levante la mirada -No trabajo para nadie, estoy sola. Simplemente quería ayudar... Hacer algo bueno por una vez en la vida o al menos intentarlo, como hago siempre. Mi nombre es... Raven Morningstar-

Parece que al mayordomo le sonaba algo, pero no dijo nada. Sin embargo el niño se quedó extrañado.

-Raven Morningstar...- se quedó mirándome fijamente -un nombre bastante peculiar, te lo pusieron tus padres?-

-Es el nombre que venía en una carta junto a mí cuando me encontraron- suspiré y continué comiendo

-Ah... así que no tienes padres...- se quedó pensativo

-No. Bueno, no se nada de ellos. Supongo que sería una carga y... me abandonaron- me aclaré la garganta-¿has acabado ya con las preguntas?

-Cuando quieras puedes empezar- se echó hacia atrás apoyando su espalda en el respaldo de la silla

Tenía tantas dudas, tantas preguntas, que no sabía por donde empezar

-¿Quiénes sois? ¿Qué hago aquí? ¿No debería estar muerta? ¿Por qué me habéis acogido?...-empecé a soltar preguntas una tras otra hasta que el niño me paró

-Espera, vamos por partes...- se acomodó en el asiento -Mi nombre es Ciel Phantomhive y este es Sebastian mi... mayordomo-

<<¡Eso es! Ahora lo recuerdo. ¡Es un demonio! Estuvo luchando contra ese Shinigami...>> Cada vez que sigo pensando y pensando en lo ocurrido mi cara va cambiando de color a uno mas pálido.

-¿Por qué tienes a un demonio como mayordomo? Mejor aún, ¡¿cómo es que existe?!- me quedé mirándolo asustada

-¿Conoces la expresión "Pactar con el Diablo"? Pues es algo así. El me hace un favor a cambio de mi alma-

-Así es. Permaneceré a su lado hasta que haya cumplido con el contrato y yo reclame su alma- con una sonrisa miro a su amo, pero mas bien era una mirada de deseo

-En qué sitio me he metido...- dije frotándome las sienes -Vale- suspiré -¿Entonces por qué sigo viva? ¡Ese shinigami me atravesó con una motosierra!

-En ese momento apareció otro shinigami... y al ver que no estabas en la lista de muertes te dejó vivir-

Podía notar que escondía algo. ¿Por qué no me dice la verdad y ya está?

-Y al notar algo raro en ti...- Sebastian se iba acercando cada vez más a mí -decidimos no dejarte allí sola- se puso a mi lado y apartó el mechón de pelo que cubría mi ojo -y llevarte con nosotros- me cogió de la barbilla para elevar mi cabeza y verme mejor la cara -No deberías esconderlo- me miró con una sonrisa alegre

No pude hacer otra cosa que sonrojarme y apartar la mirada.

-A partir de ahora estarás bajo mi orden- sonrió maliciosamente -Otra pieza más que mover...-

-¡¿Qué?!- me quedé sorprendida, sin poder reaccionar

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Y hasta aquí el capítulo de hoy n.n

Espero que os guste tanto como me está gustando a mi asi que...

Votad si os ha gustado, comentad que os ha parecido y nos vemos... en el próximo capítulo

Bye Bye~ ;)

Fallen Angel [Kuroshitsuji Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora