Día 6.

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Día 6.

Al día siguiente me levanté con un gran dolor de cabeza pero sin olvidar el increíble beso de la noche. Sonreí al recordarlo pero al levantarme de la cama mi sonrisa pasó a ser una mueca debido al increíble dolor de cabeza.

Miré a mi izquierda viendo que era la una del mediodía y ya de paso cogí el móvil y vi que tenía un mensaje. Sonreí al ver que era de Claudia.

<Hola Adrián... sé que ayer no te envié nada. Solo espero que puedas venir esta noche a las diez al restaurante La Plaza (supongo que sabes perfectamente cuál es). Te estaré esperando a esa hora>.

Al leer el mensaje mi sonrisa aumentó hasta tal punto que parecía el gato de Alícia En El País De Las Maravillas.

Me fui a duchar y me duche con agua bien fría para que así el efecto de la resaca bajara lo máximo posible.

Una vez me duché bajé a la planta de abajo me tomé una pastilla para que el dolor de cabeza se fuera.

Comí junto a mi hermano, que no parecía muy feliz.

-¿Qué te pasa? -le pregunté dejando de comer mi comida.

-Es Mayka -dijo con enfado. -Estoy harto de ir detrás de ella y no conseguir nada. ¡Encima va el idiota de Iván y la besa! -explicó enfadado.

-¿Quién es Iván? -pregunté confundido.

-El gilipollas que siempre ha intentado superarme en todo y ahora como sabe que estoy detrás de Mayka va a por ella. Es que lo voy a matar -mi hermano tenía los puños apretados y los nudillos blancos de la rabia que tenía y de la fuerza que estaba haciendo.

-¿Se llama Iván? -pregunté a lo que mi hermano menor asintió con la cabeza. -¿Pero ella le ha seguido el beso?

-Ni idea, no me he quedado a verlo y ella tampoco es que me haya buscado ni nada -dijo Ignacio enfadado.

-Tal vez deberías hablar con ella -le aconsejé.

-¿Lo hiciste tú en su día con Claudia? -negué con la cabeza. -Entonces cállate. Yo al menos si ella viene a hablarme la escucharé.

-Nacho, no sigas por ahí -le advertí.

-¡Es que estoy harto de que niegues lo que sientes! ¿Tú sabes que hay noches en los cuales se ha ido a dormir llorando por tu culpa? ¿Sabes que el otro día Cristian estuvo consolándola hasta que se durmió? ¿Sabes que ella todavía sigue llorando por lo estúpido e idiota que eres con ella?

Por cada pregunta que hacía mi hermano mi cara se iba deformando y sentía como si, poco a poco, estuviera palideciendo. ¿Claudia había llorado por mí? ¿Por qué me sentía así al saberlo?

De nuevo el peso que sentí al verla llorando hace unos días me invadió de nuevo. Sentía como si mi corazón estuviera siendo apretado y no lo soltara para que cogiera aire.

-Basta Nacho -le pedí con un hilo de voz.

-¿Qué pasa, Adrián? ¿Te duele saber la verdad? Ella no te engañó, ella nunca jugó contigo, ella verdaderamente te quiso y te quiere pero tú ¿qué haces? Nada, solo la tratas mal porque dices no sentir nada por ella cuando sabes perfectamente que solo te estás mintiendo a ti mismo. Acéptalo Adrián: la quieres y eres tan imbécil y cobarde como para dejar que ella sufra, lo pase mal y llore por tu culpa. Eres un cobarde, Adrián, un...

-¡Cállate! -grité cogiéndolo de la pechera y haciendo que se chocara con la pared que tenía detrás suyo. Mis ojos estaban inyectados en rabia y sentía como mis ojos estaban a punto de derramar lágrimas. -¡Cállate idiota! -cerré los ojos y sentí como las lágrimas se derramaban por mis mejillas. Abrí los ojos y miré a mi hermano, el cual me miraba con terror. -¿Crees que yo lo estoy pasando bien con esto? ¿Crees que no me duele saber que se ha ido a dormir llorando por mi culpa? ¡Recién ayer cuando vi que no me había enviado un mensaje me di cuenta que todavía la quiero! -las lágrimas caían sin control por mis mejillas mientras que Nacho solo me miraba con los ojos como platos. -Si te he dicho eso es para que no cometas el mismo error que yo cometí ¿¡me oyes?! -volví a gritar. -Ahora, por favor, acaba de comer y déjame en paz.

Te doy diez días (1.5 Diez días)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora