Un hechizo diferente (PAUSADO)

Capítulo 5

Idea de: Sabela-Mugiwara

Escrito por: neereab

¡Esperamos que os guste!

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Una onda expansiva aparece y todos miran a Emma, su cara desconcertada. De repente Henry despierta tosiendo y todas las miradas se centran en él.

-¿Mamá?

Emma vuelve a abrazarle.

-Lo has conseguido, has roto la maldición. –le dice Henry sonriendo-

Todos parecen confundidos, buscan una razón lógica a todo esto. Acaban mirando a Regina.

-¡La reina malvada nos trajo aquí! –dice una de las enfermeras-

Solo se pueden escuchar gritos contra ella, hasta que de repente se encuentran solos Henry y Emma en la habitación a causa de que salieron huyendo.

-Henry... ¿qué ocurre?

-Todos despertaron del hechizo, saben quién son gracias a ti mamá.

Los dos se giran al oír un gran escándalo en la puerta, eran Neal y Graham discutiendo.

-Déjale pasar. –dice Emma a lo que Graham asiente dejándole el paso libre a Neal-

-¿Quién es mamá? -Henry mira a Neal-

-Henry te presento a tu padre biológico, Neal.

Emma realmente no le explicó nada sobre su padre, solo sabe de él que lo dos fueron encarcelados y a partir de ahí no supo más de él.

Henry no sabe cómo reaccionar, así que es Neal quien da el paso y le abraza. Se quedan en esa posición minutos sin saber realmente lo que hacer hasta que Emma rompe el silencio.

-¿Qué se supone que ha ocurrido?

-Todos vuelven a ser quien eran en el bosque encantado.

-No... -recuerda que una vez Henry le dijo que Killian era el famoso capitán Garfio, era el más temido y ahora ella tenía miedo de que Henry tenga razón sobre él-

-El destino os ha traído para que volvamos a ser una familia. –grita de la emoción Henry-

-Henry ahora no es momento de eso... -Emma mira a Neal que le está sonriendo a lo que ella acaba también sonriendo-

-Os dejaré solos para que podáis hablar, voy a ver a mi otra mamá. –refiriéndose a Regina se viste y marcha a casa-

-¿Quieres hablar en un lugar más calmado? –sugiere Neal-

-Claro.

Los dos pasan la mañana en la abuelita comiendo una hamburguesa. Emma no tenía pensado ese plan pero le produjo más que una risa estar con él y de alguna forma decirlo, recuperar el tiempo perdido. Los dos acaban en la puerta de la habitación de Neal, algo que le recuerda a Killian.

-Emma...

-¿Qué pasa Neal? –ella le sonríe como siempre hace-

-Te sigo amando y nunca dejaré de hacerlo.

Ella se queda en silencio, tal vez en una especie de shock. Realmente no se esperaba lo que estaba pasando. Él se acerca peligrosamente a ella cogiéndola de la barbilla y dando un dulce y largo beso en sus labios. Ella le sigue el beso, no sabe porque, tal vez por el anhelo de aquellos tiempos. Él entra en su habitación y ella se queda apoyada en la pared realmente confusa. Al cabo de los minutos decide irse a tomar algo de aire.

-¡Emma! –alguien grita a lo que ella para de caminar y se gira a ver quién era-

David y Mary Margaret, es lo único que alcanza su vista antes de que la abracen.

-Nos has encontrado. –David le da un beso en la cabeza-

-¿Soy....? –solo consigue decir eso a lo que ellos asienten-

-Emma no queríamos dejarte pero era el único modo de salvarte y de que nos salvaras.

-No es excusa para dejarme sola 28 años. –evita las ganas de llorar-

-Emma, tienes que perdonarnos.

-No puedo, al menos todavía. –sale corriendo, no tiene un rumbo fijado, solo quiere salir de allí lo antes posible, no aguantaba más aquella situación-

El pueblo es muy pequeño, razón por la que había acabado llegando al puerto. Ya tenía suficientes emociones por hoy, no, el destino quería otra. Cuando alza la vista buscando el barco de Killian, le ve bajando de él. Vaya, parece que si es un pirata, es lo único que puede pensar mientras ve como se ata su chaleco, acto seguido ve como una chica baja detrás de él y cuando ya están en el muelle se besan salvajemente. Emma nota como una lágrima recorre su mejilla, solo piensa en lo estúpida que fue quedándose en este pueblo, en Storybrooke. Tal vez no debería haberle hecho caso a Henry y haberse marchado cuando todavía estaba a tiempo. Sigue corriendo hasta llegar a un lugar abandonado del puerto decidiendo que ese sería el mejor lugar para dormir un par de horas, donde nadie le podría molestar ni buscar. Se acurruca sobre un montón de redes y consigue quedarse dormida.

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