" Rutina"

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La canción "This is how we do" de Jessie J de suena en medio de la silenciosa mañana.Jane se despierta lentamente, los ojos legañosos debido a una noche de sueño pegajoso luchan por abrirse hasta que los párpados finalmente descubren el iris azul de la chica. Acariciando suavemente las sabanas de su cama se estira hasta que le crujen uno o dos huesos, momentos como esos merecían la pena. Alarga el brazo para tratar de alcanzar el móvil ~maldita sea~ no llega.
Una niña pequeña con el pelo rojo jengibre liso y unas pecas que parecen chocolate en contraste con su pálida piel le facilita el móvil.
-Apaga eso, sabes que odio la música de tu mundo.
-¿puedes dejar de hablarme?- dijo Jane con un tono agrio de exasperación.- No existes. -afirmó casi sin pestañear.
-¿Entonces por que me hablas y me miras como si lo hiciera?- dijo con un retintín típico en ella- además de que he cogido un móvil al que no llegabas y te lo he pasado. Apaga esa canción.-concluyó con una mirada feroz.

Jane acostumbrada a esta chiquilla y su tono de listilla suspira y apaga la música dándose por vencida. Definitivamente esta loca, ve a una niña que no existe y además, se imagina que puede influir en el medio real, pero nunca lo hace cuando hay personas delante. Por no mencionar los sarcásticos comentarios que introduce en sus conversaciones agenas lo que provoca muchas veces una contestación cortante en dirección a la niña que le hace quedar como una psicótica frente a todos.

Aunque, a pesar de todo, ella no es la peor.
Se viste rápidamente y baja las escaleras en dirección a La Cocina. Allí está como siempre la serpiente. Tampoco es de las peores ya que no hace gran cosa. No habla, no se mueve y no come. Simplemente mira. Pero a Jane le puede el sentimiento de repelús por lo que procura no estar mucho tiempo en esa habitación.
La serpiente le mira con sus ojos rojos a la vez que sisea. Casi sin inmutarse, Jane coge unas galletas y se dirige a la sala contigua: el salón.
Esa zona es la única donde sus "amigos" no le pueden seguir. Ni siquiera la pedante de Ginger ( ese es el nombre de la monstruoso pelirroja de antes) puede acceder a esa sala. Es una especie de santuario donde todas sus visiones la dejan en paz. Ni siquiera le hablan cuando está en esa habitación.
No es la primera vez que se ha planteado convertir esa sala en su habitación, pero ¿cómo le explicas a tu madre que quieres cambiar de sitio tu habitación con el salón para que te dejen en paz unos seres que se supone que no existen sin que te envíen de vuelta al loquero?
En fin... se tendrá que conformar con pasarse las tardes ahí. Al menos las tardes que no tiene nada que hacer. Y los fines de semana también, como hoy, hoy es sábado. Un día perfecto para no hacer nada y solo evitar a sus fantasmas.
Por desgracia no iba a ser todo tan cómodo. En ese momento su madre llega a casa un payaso delgaducho y con la cara pintada como si fuera un mimo camina con un semblante serio que se torna en una sonrisa sádica al ver a Jane (se llama Mimo, así es como le apodó Jane, que poco original)
- Vas a ir al cumpleaños de tu primo pequeño. -dice con una voz tenebrosa que pondría el pelo de gallina a cualquiera.- te acompañaré, me gustan las fiestas - añade tras agazapar sus manos por delante del estómago y relamer sus cortados y agrietados labios pintados de rojo, mezclado con ápices de sangre.
Este es uno de los malos. A él le da igual que halla gente o no, hará cualquier cosa para divertirse.
-Jane, hoy...-comenzó su madre.
-Ni lo menciones. Ya lo sé. - le cortó a la vez que miraba desafiante a Mimo.
- No vas a venir.  - ante la orden la sonrisa de mimo se ensanchó.

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⏰ Última actualización: Feb 13, 2017 ⏰

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Entre la cordura y la ataduraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora