-Deje su mensaje después de la señal.
Un pitido inactiva cualquier grano de raciocinio presente en mi ser, haciéndome hablar sin pensar antes en lo que quiero decir.
-¿Cuánto más tendré que esperar tu regreso? ¿Cuánto tiempo tengo que emplear para que vuelvas? Lo doy todo, absolutamente todo, por poder despedirme de ti de una forma apropiada. Necesito la oportunidad de decirte cuánto te quiero, de perderme en tus ojos verdes por última vez, de...
Tras su amenaza de salida, las lágrimas se abren paso.
-Perdone,-una voz áspera procedente del otro lado de la línea se abre paso-soy el nuevo propietario de esté número de teléfono desde hace alrededor de dos meses. Le agradecería que cesase de grabar mensajes de voz.
Pálida, hago todo lo posible por articular palabra.
-Sí, sí, disculpe.
Fin de la llamada.