-Deje su mensaje después de la señal.
Suspiro involuntariamente, nerviosa por contarle lo ocurrido durante los últimos tres días.
-Buenas noches, soy Brianna.-Analizo mis ideas con la intención de organizarlas antes de comenzar a relatar lo que tengo previsto contar.-He comenzado a leer tu diario... Lo siento, pero después de todo es lo único que he encontrado que me ayuda a tranquilizarme. Al igual que siempre, tus palabras son lo único en lo que encuentro consuelo. Como aquella vez en la que conseguiste hacer que las lágrimas dejaran de caer después de la muerte de Ronald.-Rio irónicamente y añado:-Quién me habría dicho que, después de aquella pérdida, llegaría otra y tú... Tú no estarías ahí para ayudarme a superarla.
Las lágrimas cayendo en cascada por mis mejillas, sin poder pararlas. Me seco bruscamente las mejillas antes de volver a hablar.
-Leyendo tus más íntimos pensamientos, encontré una poesía que llevaba mi nombre. Sabía que te gustaba escribir y que lo hacías bien, pero no hasta tal punto. Es realmente profunda y... Me siento halagada al pensar que esa era tu opinión sobre mí. Nadie, nunca antes, había hecho algo tan bonito inspirándose en mí; tampoco esperé que lo hicieran.
Un pitido anuncia el final del mensaje.
