Encontré otro reto de treinta días, esta vez con consignas más enfocadas a la narración, y le propuse a @YoruPhantomhive que lo hiciéramos juntas.
¡LOGRADO! 22 de Julio al 20 de Agosto 2016.
No era solamente un lápiz color blanco, era un lápiz que coloreaba en blanco. Miraba como todos sus compañeros eran sacados de la caja una y otra vez, mientras él estaba nuevo, completo, jamás usado.
Al principio, el lápiz tenía esperanzas de ser usado alguna vez. "Será hoy", se repetía, pero nunca era el día en que salía de su caja y terminó por perder la ilusión.
El pobre lápiz empezó a amargarse y a odiar a sus compañeros, no entendía qué tenía de diferente a ellos, también era un color. Seguro habría nubes o huevos o leche o tazas de porcelana o alguna cosa blanca que él pudiera colorear, pero nunca sucedía.
-¡Uy! ¡Mira nada más! ¡Se ha terminado el negro!- exclamó un día el dibujante.
El lápiz se sintió más desdichado que nunca: justo el color que más odiaba, el negro, ese completamente opuesto a él, ya había terminado su misión mientras él seguía completo.
El dibujante tomó la caja, la metió a un morral y salió de casa.
-Amigo, ¿es eso un lápiz blanco nuevo?- escuchó el lápiz tras un tiempo que no pudo definir.
-Sí, nunca lo he usado. Vine a buscar quién me lo cambie por uno negro.- respondió el dibujante, con lo que el lápiz se sintió tan humillado que casi se echa a llorar.
-¡Pues qué suerte! ¡Porque un lápiz blanco es justo lo que busco!- exclamó la voz desconocida, y el lápiz por fin salió de la caja, sintiendo que podría explotar de felicidad.
El nuevo dibujante lo llevó a casa, y el lápiz no sólo dibujo nubes, huevos, leche y tazas de porcelana, porque el dibujante lo utilizaba para darle brillos a muchos objetos, animales y personas.
Y así pasó sus días, dibujando hasta que no pudo más, soltando el más grande suspiro de satisfacción en el último trazo que pudo dar.
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