Cosas

La chica que corría

Ella corria, corria, corria...
Ella miraba, miraba, miraba...
¿Se cansaria ella de mirar? ¿Acaso pararia ella, de contemplar los pies de su amada al correr?
No lo sé
Nadie lo sabe
Ni siquiera ella
Lo único que sabia con exactitud era la forma de los pies y pasos de la bella dama a la que observaba.
Que corria, corria, corria...
¿Acaso sabia ella a dónde iba a llegar? ¿Llegaria a alguna parte o correría hasta el fin de los tiempos?
No lo sé
Nadie lo sabe
Ni siquiera ella
Lo único que sabia con exactitud, es que queria ser libre.

Pero un dia, cuando como todos los dias, corría, se dio cuenta.
Volteó la cabeza y la vio.
¿Que hacía esa muchacha? ¿La contemplaba al correr? ¿Acaso quería ella, por igual, ser libre; o simplemente se escondia tras el roble para esconderse de su mirada? O quizá...¿Ambas cosas?

Pero la chica que corria no dejó de correr.
La mirada de la observadora brillaba al verla correr, pues sus pies descalzos llevaban al cuerpo más hermoso de la tierra, tratando de soltar el piso y las flores, que aunque muy bonitas la tocaban, la ataban a un mundo. Un mundo al que ella no pertenecía.

La chica que observaba jamás se cansó, y quizá fue por eso, que solo ella contempló cuando la chica que corria, dejó de correr.
Solo ella vio como sus pies soltaban el piso, como sus músculos se relajaban y como una sonrisa se dibujaba en el rostro más hermoso de la Tierra.
Como su cuerpo subia, en un estado de paz, para tocar las nubes, y convertirse en estrella.
La chica que observaba fue feliz por ella.
Pero el tiempo pasó, y la chica que observaba ya no tenia que obsevar.
Triste por la soledad se dirigió al lugar donde la chica que corria, solía correr.
Se sentó en el pasto, detrás del roble y esperó.
Esperó, esperó, esperó...
¿Se cansaria ella de esperar? ¿Acaso dejaria de buscar esperanza para afrontar la realidad?
No lo sé
Nadie lo sabe
Ni siquiera ella

La chica que corria la miró desde lo alto, era la primera vez que la miraba con atención y no pudo evitar sentir pena por ella.
La chica que corria bajó del cielo.
¿Volveria ella a la Tierra?
¿Acaso dejaria de ser estrella para estar con la chica que observaba?
No lo sé
Nadie lo sabe
Ah, pero ella sí
Para no tocar el piso, bajó de cabeza; y cuando su cabeza se encontró a la misma altura que la de la chica que observaba (quien nunca habia tenido a la chica que corria tan cerca) la besó.
La chica que observaba cerró los ojos y se dejó llevar por los labios de la chica que solía correr.
Esta tomó las manos de la chica que observaba, y lentamente comenzó a acender.
La chica que observaba tuvo miedo, y antes de que sus piés soltaran el piso, la chica que solía correr se dio vuelta con mucho cuidado y la abrazó.
Pero la chica que observaba, no podia volar.
Ella era de la Tierra, ese era su mundo.
Y soltó una lágrima cuando la chica que solía correr cayó en la cuenta de esto. A medida que subian, la chica que observaba se hacía más pesada.

Se dió cuenta entonces que no podían estar juntas (ella, porque la chica que observaba lo supo desde un principio)

¿Que harían?

Nada podía hacerse que ya no hubieran hecho.

Y por eso, la chica que solía correr es una estrella especial, ella corre fugazmente por el cielo y solo las personas con suerte la ven. Pero ya no corre para ser libre, corre buscando, buscando la mirada de la chica que observaba; cuando la encuentra, baja a la Tierra, de cabeza, y roza con los suyos, los labios de su amada. Se queda por un ratito, y luego vuelve al cielo. Para en otra noche seguir corriendo.
La chica que observaba, sigue observando, pero ahora lo hace de otra manera.
Pasados los años, la chica que observaba también se transformó, el universo supo de sus encuentros y quizo ayudarlas, pero sin alterar el equilibrio de ls cosas, por eso, le dio el poder de transformarse en una hermosa lechuza blanca. Ahora ella puede ver mejor a su amada y volar con ella hasta cierto punto. Solo deja de ser lechuza cuando se besa con la estrella, porque cierra los ojos y se deja llevar.

Y así duraron años y años, hasta que la chica que observaba dejó de observar para siempre.
La chica que solía correr no lo supo, y ahora corre infinitamente, buscando a su amada, recorriendo todo el cielo.
Buscando, buscando, buscando...