alone

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Hacía un mes que Lucía no pisaba el departamento.
Matilda sabía que no iba a volver, ni al departamento ni a ninguna parte. Lucía ya no estaba.
El 14 de noviembre, con 21 años, falleció en un accidente de auto mientras volvía de capital. Fue a las 21:00, regresaba de un congreso, llovía, los pasajeros del micro no sufrieron daños vitales.
Matilda, de 16 años, era su pareja.
Está en su departamento, junto a la ventana, ya se está terminando el segundo atado de la semana y apenas es martes. Suena Green Day en el fondo, lo puso a volumen 60 porque ayer se quejaron los vecinos cuando estaba a volumen 70.
Son las 02:00am y ella, con la mirada perdida en la luna, prende el sexto cigarro.
Hace calor, demasiado como para dormir, Matilda está usando la misma ropa hace días, un short negro tiro alto y una remera de Nirvana gastada.
Ya casi no come, casi no duerme. Ya no siente placer por esas cosas.
Lo único que hace al despertarse (si es que logra dormir) es poner música, sentarse en frente de la ventana, acariciar al gato y mirar a la nada fumando cigarrillos. De vez en cuando toma un café o dos.
Matilda piensa en todo hasta que su cabeza se sobrecarga, luego de eso, no piensa nada.
Suena "Troubled Times" y Matilda llora, sus lágrimas saladas caen sin permiso, invadiendo su cara.
La canción termina pero Matilda sigue llorando, cada vez más y tiembla a pesar del calor. Hasta que se obliga a parar, de lo contrario haría mucho ruido y despertaría a los vecinos.

                       

El gato se sube a su regazo y Matilda lo acaricia. Solo ella y el minino, nadie más, nunca más.
Lucía había sido la única persona a la que realmente había querido, su madre y su padre no significaban nada para ella, no los odiaba, simplemente no les tenía afecto, así de simple; se sentía distante de sus vidas. Por el contrario, el amor por Lucía había sido y seguía siendo puro aunque ella ya no estuviera ahí.
Una lágrima se escapó de su ojo derecho pero ella se negó a limpiarla.
Ya nadie la esperaría para comer, no oiría más cantos en la ducha,  ni el violín a las 8:00 am, y nadie iba a abrazarla cuando tuviera pesadillas.
Otra lágrima se colaba por sus pestañas.

El minino se restregaba contra su brazo derecho, cuya mano sostenía el cigarrillo de vaga manera, este cayó sobre la cola del gato, quemándo la cola del animal.
El gato soltó un maullido de dolor y corrió a refugiarse, Matilda aturdida fue en su búsqueda.
-Perdón-Repetía ante el indignado minino-Oliver perdón.
Otra lágrima amenazaba  con ser libre
-Oliver...perdona- pero el gato hacía caso omiso a sus disculpas-Oliver...no me hagas esto...perdón
Y las lágrimas comenzaron a brotar una vez más por su pálido rostro y sus remarcas ojeras.
-...Perdón...-y entre cada palabra se escapaba un sollozo-Oliver perdóname-Pero el minino no daba importancia a sus palabras-Oliver por favor perdón!-y su voz se quebró-...perdón...perdón...Luci...-su voz sonaba más ronca y dolida-  perdón, perdón Luci...-su voz se empezaba a apagar-Luci... mi Luci-y su voz era casi un inaudible y augudo murmullo-Perdóname...perdóname hermosa... perdoname no haberte acompañado...-su tono comenzaba a recuperar volumen-Perdón Lucia...Perdón...perdón!......LUCIA PERDÓNAME-y rompió en un llanto violento, uno que al abrir la boca, tiraba de todos sus músculos, uno que desgarraba su garganta y entrecortaba involuntariamente sus palabras para respirar-LU CI PER DÓNA MEPORFA VOR-uno que la hacía temblar, golpear y arañar el piso, y, al cabo de un rato gemir.
Hasta que su cuerpo no dio más y quedó gimiendo en el piso con la mirada perdida.

Oliver no se movió hasta después de un largo rato, fue hasta Matilda y se acostó a su lado, pidiendo mimos, unos que requerían de una energía inexistente en su dueña , quien, por fin, había conciliado el sueño.

Aún dormida, dejaba que sus lágrimas corrieran por sus mejillas.

*recomendación para la lectura del relato: escuchar la canción "Sleep" de "My Chemical Romance"*

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