Las 11:00 pm, día sábado. y no podía dormir.
Siempre fui el tipo de chica nocturna que, obviamente, se quedaba despierta hasta altas horas de la madrugada y al inicio del día no quería abandonar la cama.
El problema esque esta vez si quería dormir. Pero no podía, por una estúpida razón.
Mi vecino el cual estoy enamorada desde mucho tiempo ya, estaba haciendo una maldita y escandalosa fiesta.
Ya me estaba hartando. Estaba pensando seriamente en ir y decirle a Ashton que la gente que trabaja y estudia estuvieron esperando este bendito fin de semana para descansar.
Pero no, al parecer su ego realmente sólo le hacía pensar en él.
Un estruendo me aceleró el corazón y me hizo saltar.
Ya fue suficiente, no iba a madrugar por unos idiotas que se comportaban como simios.
Decidida me levanté de mi cama y me puse un short, luego mi corpiño y mi crop top. Por último mis vans. La noche estaba muy, demasiado calurosa así que estaba bien.
Estaba por salir de mi habitación, hasta que me di cuenta de algo.
No creo que Ashton tome en cuenta mi reclamo. Es un idiota y seguro me ignorará o me echará de su casa.
Así que... ¿por qué no usar a mi amiguito? Sé que mamá me dijo que no era para juegos pero... joder.
Sólo era rápido, no voy a hacer nada malo.
Abrí mi mesita de noche y saqué mi muñeco. Prendí mi lámpara y cogí un plumón negro y escribí el nombre de Ashton Irwin en la cabeza del muñeco. Luego lo metí en un pequeño bolsito.
Salí silenciosamente de casa y comencé a caminar hacia la de Ashton.
Había un montón de adolescentes besándose en la entrada. Otros estaban descansando en el pasto mientras se tomaban selfies. Mi corazón estaba acelerado, y mi cara ardía. Todo mi cuerpo y mi mente sabía que yo no pertenecía aquí, que debía volver a casa. Con cada paso que daba me estaba arrepintiendo cada vez más de estar aquí. La gente me observaba de arriba hacia abajo y eso me ponía los nervios de punta.
Arrepentida giré sobre mis talones para volver a casa, pero una gran masa me hizo detenerme."Ten cuidado, joder". Iba a disculparme, pero al darme cuenta de quién era decidí callar. "Mierda, me has mojado el teléfono." Me acababa de dar cuenta de que había derramado su bebida.
"No seas grosero." Sus ojos verdes me miraron tan feo que me sentía cada vez más pequeña frente a él.
"¿Olivia?" ¿Qué? ¿Cómo es que recordaba mi nombre si él era una persona ruda que odiaba a todos?
"Sí, ese es mi nombre."
"No seas patética, claro que lo sé. " fruncí el ceño. "¿Qué haces aquí?"
"¿Podrías tener un poco de respeto?" Se encogió de hombros. "Como sea. ¿Sabes donde está Ashton?"
Su cabello rojo se sacudió con una fresca brisa.
"Adentro, supongo. Adiós."
"¡No, espera!" Lo tomé de su chaqueta.
"No me toques, subnormal." Abrí mi boca con indignación.
"Basta, Michael"
"Vete a la mierda, ¿puedes soltarme ya?"
"¿En qué lugar está exactamente?" Michael soltó una carcajada bastante fingida.
"Qué se yo, no es como si estuviera pendiente de él. Búscalo tu misma, maldita vaga."
"Jodete, puto de mierda"
"¿Qué has dicho?"
Ya estaba harta de su mal trato.
"Puto de mierda."
"Zorra."
"Igual que tu madre." Abrió su boca y la volvió a cerrar. Se acomodó la chaqueta de cuero y cruzó sus brazos sobre su pecho, adoptando una posición intimidante. Como la que siempre tenía.