Capítulo 1

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—Entonces, usted era amigo de la infancia de la señorita Brandon?
Me encontraba en la comisaría esa mañana, el policía Gonzáles me estaba interrogando sobre la noche en la que fui a una fiesta con Jesica Brandon, mi mejor amiga. Esa noche Jesica murió, la asesinaron. Ya habían pasado dos días desde esa noche, pero yo recordaba todo como si hubiera pasado hace unos segundos.
—Así es...íbamos a la primaria juntos, éramos vecinos, siempre...siempre estaba conmigo—no pude evitar sentirme mal.
—Está bien. Cuéntame, qué pasó exactamente ese día?
—Sí, eh...eran las seis de la tarde, yo estaba en mi casa viendo la televisión y mi teléfono comenzó a vibrar, lo miro y era un mensaje de Jesica. Ella quería que fuera a una fiesta para acompañarla porque no quería estar sola, dijo que se iba a aburrir. Entonces acepté y quedamos en encontrarnos donde sería la fiesta, me pasó la dirección y todo. Cuando era la hora de vernos ella me esperaba en la puerta, me acerqué y nos saludamos, luego entramos al lugar, hacía mucho calor, había mucha gente, la música se escuchaba muy fuerte...
—Ustedes habían hablado esa noche? Notaste algo distinto en ella, en su voz?...
—Ella...se veía distraída, pero cuando le preguntaba si le pasaba algo se ponía tensa y cambiaba de tema. Como si quisiera esconder algo...
—Muy bien. Jesica tenía diecinueve, no?
—Así es, los cumplió hace dos meses.
—Y tú? Cuántos años tienes?
—Dieciocho.
—Tú, o Jesica, tomaron alcohol esa noche?
—No me gusta, pero creo que Jesica sólo tomó jugo...no recuerdo exactamente qué, pero no tomó alcohol.
—Okay, puedes continuar con la historia—calló.
—Fuimos a bailar, luego dijo que quería ir al baño, le pregunté si quería que la acompañara, pero me rechazó y se fue corriendo al baño. Pasaron minutos y ella no volvía así que me dirigí al baño. Había una chica que iba a entrar, pero la detuve y le pedí que revisara el baño y me dijera si estaba una chica pelirroja. Ella aceptó amablemente, cuando salió me dijo que no había nadie pero que estaba un bolso en el piso, y me dio el bolso de Jesica, el de cuero.
—Ya veo, Jesica no traía su teléfono con ella cuando encontramos su cuerpo. Crees que se haya quedado en el baño o por el lugar?
—No lo sé. La llamé varias veces pero ninguna me atendió. Cuando salí de la fiesta para seguir intentando afuera, vi que había muchas personas en un callejón, decían cosas que no entendí y mi curiosidad es grande, así que fui a echar un vistazo. Y ahí me encontré con el cuerpo de Jesica...
—Ella tenía varios cortes, algún que otro moretón, su ropa estaba algo rota, y en su cara estaba tallada una sonrisa. Tienes idea de quién podría haber hecho eso? —juntó sus manos y apoyó su mandíbula en ellas.
—No. Yo nunca me crucé con alguien que odiara o quisiera hacerle daño a Jesica, ella era una persona muy buena...Jesica era...era la mejor.
—Bueno, hablamos con sus padres. Ellos dijeron que Jesica era una chica tranquila, sus notas eran buenas, le iba bien en la escuela, que su único amigo eras tú. Crees que pudo haber sido alguna chica que le tuviese envidia a Jesica?
—No. No creo que haya sido una chica...
—Por qué?
—Hace una semana, Jesica estaba en su casa sola, sus padres iban a un viaje de negocios. Ese día, ella y yo hicimos una videollamada. Ella estaba en su sala, en la planta baja, y hablamos de tonterías. Jesica estaba de espaldas a la ventana, en la ventana noté que había alguien que miraba todo, pero me di cuenta poco después de que desapareció. Yo no sabía si decírselo, se iba a asustar mucho. Entonces al día siguiente la invité a mi casa y le mostré, mi computadora graba automáticamente las videollamadas. Y estaba en lo cierto, ella se aterró.
—Okay. Podrías mandarme una foto de eso, más tarde?
—No le aseguro nada, pero, bien.
—Y qué pasó después?
—Bueno, ella y yo hablábamos mucho por WhatsApp. Yo había dejado de vivir al frente de su casa cuando cumplí trece años, tenía mucha tarea de la escuela y debía cuidar a mi abuelo. Así que Jesica y yo no nos veíamos muy seguido. Pero cuando nos veíamos la notaba asustada y de vez en cuando nerviosa. Yo le pregunté y me dijo muchas cosas...
—Qué cosas?
—Ella me dijo que por las noches se despertaba alrededor de las dos, por ruidos en su casa, el miedo la invadía y no podía moverse, sólo le quedaba hacerse la dormida. También me dijo que cuando salía de su casa sentía que la seguían o que la observaban. Ella...ella me dijo cómo era su acosador—lo pensé un rato—...pero ya no recuerdo cómo era—mentí.

El policía Gonzáles me dejó irme a mi casa, no sé por qué no le dije cómo era el que acosaba a Jesica. Ahora debo darles una foto del día de la videollamada. Por alguna razón no puedo confiar del todo en los policías, nunca me han gustado. Al volver a mi casa mi madre me llamó por teléfono.

—Hola, Juan, cómo estás hijo mío?
—Horrible, cómo quieres que esté. Mi mejor amiga se murió hace unos días y me preguntas cómo estoy...
—Lo siento, sólo...no sé ni para qué pregunté, perdón.
—Lo siento...es que...yo no debí dejarla sola...
—Está bien, ya, no digas más. Cómo te fue en la comisaría?
—Como debería. Dije lo que tenía que decir, no creo que les sirva mucho, pero me vi obligado.
—Qué?
—Quiero que atrapen al hijo de puta que la mató, y que lo encierren, y se pudra en la cárcel.
—No digas eso. Quieres venir a quedarte a casa unos días? No quiero dejarte solo.
—No puedo, ni quiero. Debo quedarme aquí en Los Ángeles, para cuando los policías me necesiten, además espero con ansías que atrapen al bastardo ese. No me iré de California.
—Está bien, si cambias de opinión me llamas que iremos a buscarte. Adiós, hijo.
—Adiós.
Antes de cumplir los trece, vivía frente la casa de Jesica. Estuvimos juntos toda la infancia, cuando los cumplí nos mudamos a una un poco lejos de la anterior. Vivíamos mi abuelo, mi madre, mi hermano y yo. Años después de eso, mi hermano se fue a la universidad, mi abuelo se enfermó meses después y mi madre no podía dejar su trabajo, así que yo me encargaba de él. Tenía tareas de talleres a los que iba, así que por eso no nos veíamos mucho Jesica y yo.
Cuando cumplí dieciocho—hace unos meses—, mi abuelo murió de algo en el corazón, mi madre estaba muy triste y mi tía le ofreció irse a vivir con ella en Hong Kong, mi madre al principio no quiso por mí. Mis estudios, mis amistades, y no sé qué más, pero al final la convencí yo que fuera. Y hasta ahora no ha venido a Los Ángeles, ni yo he ido a Hong Kong.
Estaba por echarme una siesta, fue un largo día, ya eran las 12: 08 a.m, pero un WhatsApp llegó a mi teléfono. Era de un amigo con una familia un poco extraña, a ellos les importaba mucho la seguridad, hasta el punto de ponerles un guardaespaldas a sus hijos, tenían muchos contactos en varios lugares de Estados Unidos.
Aarón García: Hola, Juan, me enteré de lo que pasó con tu amiga, lo siento mucho, espero que te sientas mejor y si necesitas algo, pídeme lo que sea. Somos amigos.
: Hola, gracias Aarón, pero no creo que haya algo que la gente pueda hacer por mí en estos momentos...
: Pero gracias de igual manera!
Aarón García: Quieres hablar sobre eso? Algo que quieras y sí me dices, quizás, yo pueda ayudarte?
: Fui a la comisaría y dije todo lo que tenía que decir. Pero no confío en los policías por razones que desconozco, mi madre quiere que vaya a Hong Kong, y yo me voy a quedar a esperar y ver que atrapen al asesino y lo metan en la cárcel. Pero no creo que los policías vayan a hacer algo
: Los policías alguna vez dejan un caso sin resolver y se rinden?
Aarón García: Ves? Si dices tus problemas, Juan Pablo, tienes mayores posibilidades de que te ayuden. Mis padres conocen a muchas personas, y entre esas personas hay un detective muy bueno. Es simplemente increíble, ha logrado resolver muchos casos, incluso le ha ganado a los policías en su otra ciudad. Ahora vive aquí, quieres que te pase el número y le cuente de tu situación?
Aarón tenía razón, y realmente necesitaba ayuda, estaba siendo consumido por rabia, no podía soportar que la persona que mató a mi mejor amiga estuviera riendo y contándolo por ahí. Acepté la propuesta de Aarón, él fue muy amable y me pasó el número. Horas después, ya era de noche y me animé para llamar al detective. Imagino que Aarón ya le habrá hablado de mí, no?
—Hola, quién habla?—era la voz de una mujer.
—Hola...soy Juan Pablo Rossi...eh, Aarón García me recomendó a usted por un caso...dijo que era la mejor detective...
—Ah, sí, Aarón me contó sobre ti y tu caso. Pero no crees que es un poco tarde para hablar? Quieres que mañana nos veamos y hablemos bien del tema?
—Eh...claro! A qué hora y en dónde?
—A las doce del mediodía, en Clifton's cafetería, te parece?
—Sí, sí, no hay problema. Hasta luego.
—Bien, adiós.
Maldito Aarón, al menos pudo decirme que era mujer. Bueno, al menos tengo alguien más en quien confiar, y espero que realmente pueda hacer algo.

Asesino serial - Jeff The Killer [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora