Cruda realidad

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-Todo es culpa tuya-dije entre dientes a la vez que mis manos se convertían en puños, y aplicaba tanta fuerza en ellos que mis nudillos se hicieron blancos

-Elsa, ¿de qué estás hablando?-podía oír la voz consternada de Anna a mis espaldas, pero no me volteé en su dirección, porque mi mirada seguía clavada en la suya, y mientras que sus ojos expresaban arrepentimiento y vergüenza, los míos, estaban cargados de odio puro

-Prometiste que me encontrarías-hice una pausa para calmar mi rabia, en tanto él clavaba la mirada en el suelo-Y yo te creí-el silencio se mantuvo y mi paciencia estaba comenzando a agotarse-JODER JACK, YO CONFIÉ EN TI-exploté-¿Y QUÉ CONSEGUÍ A CAMBIO?-espeté y pude ver cómo una lágrima corría por su mejilla, eso fue lo que me hizo perder el control por completo, cubrí su cuello con mi mano y lo estampé contra la pared, ahorcándolo. La sorpresa de los presentes no se hizo esperar, todos-incluso Maxine-se quedaron inmóviles.-Deja de dar lástima y afronta las cosas-dije y lo solté bruscamente para irme de ahí con Max detrás de mí, Anna gritaba suplicándome que volviera adentro,pero yo hice caso omiso y me dirigí a la parte trasera de la casa, donde se encontraba la cochera y tomé el bate de béisbol y caminé con paso decidido hacia el viejo coche de la abuela que llevaba años guardado allí adentro, sin dudarlo ni un segundo me abalancé sobre el pequeño auto y comencé a destruirlo.

Primero rompí el parabrisas y comencé a abollar el capo del auto, al igual que las luces delanteras-cuyos vidrios rotos cayeron a mis pies-y los espejos. Seguí así por un rato, destrozando el auto sin piedad-Eres... Un... ESTÚPIDO-grité impotente dejando caer el bate y tomando los pequeños pedazos de cristal que quedaban de la puerta del copiloto en mi mano haciéndolos añicos, a la vez que la sangre  escurría entre mis dedos; cuando ella-Max-se dio cuenta corrió hacia mí y me apresó entre sus delicados brazos separándome del auto que ahora no era más que un enorme pedazo de metal aboyado.

-ELSA SUELTA ESO-exclamó intentando sonar firme pero se notaba el hilo de miedo detrás de ella, mientras que mi puño para este punto ya se había convertido en una roca-ELSA-siguió gritándome pero esta vez no se preocupó en lo más mínimo en ocultar la desesperación que teñía aquel grito; el cual alarmó a todos los que estaban dentro de la casa, ya que salieron corriendo en nuestra dirección.

Rapunzel fue la primera que se acercó a mí sin dudarlo, en tanto yo me mantenía tensa como una piedra entre los brazos de Max mirando hacia abajo, presa de mi ira destructiva. Punzie me forzó a mirarla tomando mi cara entre sus pequeñas y frías manos, sus ojos verdes como el olivo llenos de genuina ternura y una dulce sonrisa adornaba su rostro, el simple hecho de mirarla me hizo sentir como una niña pequeña que se había caído de la bicicleta y se había raspado la rodilla y su madre intentaba calmarla, lo cual de alguna manera terminó por relajarme, porque a pesar de que no dijo nada yo sabia que era su manera de decirme que todo iba a estar bien y sin poder evitarlo sonreí débilmente.

Mi mano se había relajado y había dejado caer los cristales ensangrentados al suelo junto con unos hilos que caían al piso encima de ellos; Max me soltó de a poco, pero cuando me tambaleé hacia atrás por el mareo de perder tanta sangre, me sostuvo de nuevo.

-Hey, hey-dijo la voz de Max detrás mío-No te preocupes, ya te tengo-dijo suavemente cambiándome de posición para poner mi brazo alrededor de su cuello, dándome el soporte suficiente para volver adentro de la casa.

Una vez ahí me senté en una silla y extendí mi mano hacia Punzie, quien comenzó a enrollar mi mano delicadamente con su cabello mientras yo me mantenía con una expresión vacía mirando por la ventana, pero no mucho después sentí la mirada de alguien directamente en mí, y por supuesto que era Jack Frost-O dejas de mirarme o te rompo la cara con todo y dientes-gruñí sin molestarme si quiera en despegar la vista de la ventana y en seguida dejó de mirarme.

Cold PastDonde viven las historias. Descúbrelo ahora