Un capitulo frio en mi vida

38 1 0
                                    

Un 11 de julio que jamás olvidaré.
En unos cuantos días cumpliré 18 años ya y tendré que empezar a afrontar las cosas con mucha mayor madurez.
Mi propósito aquí es tratar de escribir lo que de mi boca no sale pero que siento muy dentro en el corazón.
No vengo a quejarme ni a buscar algún ángel caído que me aconseje y me guíe de nuevo al camino del que me salí hace tiempo. Solo me interesa darle vuelo a todo esto y poder continuar.
El año pasado estuve plagado de cosas negativas, no lo niego, familiares, amigos, incluso una novia que quise demasiado, hasta yo mismo perdí mucho de lo que consideraba mi "esencia". Eso que me hacía sentir diferente a los demás. Con el tiempo comprendí que no soy el único ser en este mundo ni en esta existencia, todos sufrimos, todos reímos, todos disfrutamos. Aprendí que la vida se divide en capítulos, algunos buenos, algunos malos. Hace mucho tiempo entendí que la vida no es justa, es erróneo creer en eso. Evita hacerlo si no quieres llevarte una gran decepción y mucha impotencia cuando te des cuenta que nada es como en los cuentos con finales felices.
En fin, pasó todo eso, duré meses divagando, perdido, no sabía quién era, que quería ni para qué servía. Me dejaron solo, todos, absolutamente todos. No sé si te ha pasado, pero había personas que me hacían creer que siempre estarían ahí, pero no fue así. Como si ese hubiese sido el destino, darme un momento de soledad para aplicarme una especie de reset. Poco a poco dejé de sentirme mal, más bien, empecé a dejar de sentir todo. No lo quise así pero pasó. No todo empezó a ir bien, pero hubo un avance notable, no me sentía mejor, pero sabía que las cosas iban bien. Ya con el tiempo comprendí las cosas de mejor manera y me propuse ser mejor en todo. Dicho y hecho, las cosas iban de maravilla, mejor que en tiempos pasados, mejor que nunca, era feliz. Y no solo se trata de ser feliz, ERA FELIZ POR MI PROPIA CUENTA. No necesitaba de nadie que me hiciera sentir mejor, me tenía a mi y con eso bastaba.
Como ya lo dije antes, la vida es una serie de capítulos y en mi caso toca uno bueno por cada diez malos.
No me di cuenta que todo iba excesivamente bien y bajé la guardia.
Entonces pasó, el destino se llevó alguien a quien amé demasiado, también en exceso. Todo en exceso es malo.
Dicen que cuando tratas bien a alguien durante toda su vida y de repente un día ya no está, no debes sentirte mal porque hiciste lo mejor que pudiste. No lo sé, nada es totalmente cierto, ni siquiera la verdad.
Mi abuela fue de lo mejor que me pasó en la vida, me dio hogar, me dio el cariño que no hubo por parte de mis padres durante una parte de mi vida, me inculcó valores que me arrepiento de haber perdido pero que quiero retomar, influyó en mis gustos, mis tradiciones, en mi, en mi forma de ser. Es como si una parte de mi corazón le perteneciese a ella y no a mi.
La verdad nunca entendí como lograba sonreír día con día, a todos, sin ninguna excepción. A tratar a todos con un cariño tan real que te contagiaba. Era un tesoro como persona. No merecía irse de esa manera. Bueno eso creo yo. Todos llegamos a pensar, incluso a querer, que moriremos cuando tengamos 100 años y dormidos en nuestras camas. Eso no lo decidimos.
Me tocó verla en el hospital, hice un escándalo por querer ir a verla, no podía irse sin que yo me despidiese del todo, lloré como niño para que me dejaran pasar (solo podían entrar personas mayores). Al final de cuentas logré entrar durante escasos 2 minutos. Me acerqué a su cama, estaba inmóvil, solo podía el brazo izquierdo. Moriré con la incógnita si realmente me escuchaba y me entendía o solo eran reflejos de su cerebro inflamado. Le agradecí por todo lo que hizo por mí, le besé su manita y le dije que la iba a llevar siempre en mi corazón. Solo veía como movía su mano de un lado a otro sin sentido alguno.
La conocía de pies a cabeza, su historia, su forma de ser, todo. Sufrió mucho y nunca dejó de sonreír. Algo que siempre quise aprenderle. Fue mi modelo a seguir y agradezco mucho haber sido de los que más tiempo estuvo con ella. Le dije que si la vida me diese la opción de volver a pasar 17 años con ella lo haría sin dudarlo.
¿Es mucho tiempo, no? Bueno, nunca es suficiente para alguien que quieres mucho.
Las despedidas son difíciles para mí, el día del entierro no pude acercarme a verla, algo dentro mío no me lo permitía. No quería recordarla así, en un ataúd llena de maquillaje. Estoy seguro de que le gustaría más que la recuerde sonriendo, levantándose a las 6 am todos los días para poner café y tomárselo a las 7 con un pan.
Me tocó ayudar a cargar el ataúd, de 13 hijos que tuvo me resultó raro que me dejaran cargarlo a mi.
Vi como la enterraban y sabía que jamás la volvería a ver, es difícil ese momento. No quería irme de ahí. Todos se fueron, pasé media hora de pie frente a la tumba recordando, pues es lo único que me quedaba. Es inevitable llorar en un momento así y por más que me aguanté, no pude. Quizás soy muy dramático con esto, pero me fui a sentar y de repente cayeron 3 pequeñas plumas blancas sobre mi mano derecha. Muy pequeñas. Fui un estupido y no las guardé. Tengo la teoría de que es mi abuela diciéndome que tengo que cuidar muy bien de Carol y Jonathan, así como ella hizo con nosotros.
Son tiempos difíciles, no me siento demasiado mal, pero es como si de ahora en adelante todo lo tengo que hacer por ella. Incluso esto lo escribí por ella. Muy extraño. Escribo esto muchos días después ya que tengo la mente un poco más tranquila. Se siente feo ver llorar a tu papá y a tu mamá y no poder hacer nada. Son tiempos difíciles, ahora toca tratar de volver a encontrar otro capítulo bueno en mi vida.

¿Vida?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora