Capítulo 1: ¿Mitología? ¿Quién la necesita?
Yo no podía hacer más que seguirles la corriente a las personas y sus absurdos cuentos, mientras continuaba con mi vida normal de estudiante. Mi rutina consistía de: ir a la escuela, después ir a casa a estudiar, y salir con mis desequilibradas amigas los fines de semana, a hacer cosas de adolescente.
Por ejemplo hoy tenía un viaje con mi clase de Mitología. ¿Les parece interesante? Créanme, no hay nada interesante en Mitología, básicamente era sentarse a oír la profesora hablar sin parar, o leer un libro gordo lleno de mentiras. Era una pérdida de mi valioso tiempo; quiero decir, ¿para que me serviría mitología?
Después de mirar el reloj y darme cuenta de que era muy tarde, mi típico grito de "¡¡Oh No!!" se abrió camino por toda la casa. Cogí los libros que tenía en mi buró, los empujé en mi mochila, me puse el primer pantalón que vi y una blusa cualquiera, para luego bajar por las escaleras mientras trataba de ponerme lo zapatos.
Esto es todos los días, me cuesta trabajo levantarme temprano; pues soy de la creencia que las mañanas son para dormir. Al final nunca llego tarde; porque mi mamá me levanta mas temprano, para que me de más tiempo, de lo que una persona con los pies puestos en la tierra necesitaría para alistarase. Ella sabe que me paso ratos medio-dormida con mi cabeza en la luna. Un día de estos ese hábito me va a costar caro.
Cuándo llego al primer piso mamá estaba en la cocina haciendo el desayuno, papá estaba viendo el televisor en nuestra pequeña sala/comedor y mi hermano pequeño estaba sentado en la mesa jugando en su teléfono. Mire la silla juntó a él, en la que me ciento a desayunar, contemplando si me daría tiempo. Luego miro el reloj de pared encima del televisor y casi como sí supiera en que estoy pensando, escucho el bus sonar la bocina.
*_*_*
Durante el viaje la maestra hablaba tanto de cosas sin sentido que eventualmente su voz se trasformó en sonidos en el fondo.
'Mitología Antigua. ¿Qué clase de escuela secundaria enseña eso?' Pensé mientras rezaba para que el tiempo volara.
Cualquiera pensaría que estoy en contra de la magia. No, sería grandioso que existiera e hiciera mi vida perfectamente feliz; pero, yo soy realista, sé que eso no existe, es solo lo que las personas inventan para dar explicación a las cosas que la ciencia no puede explicar.
"¡Tina, Tina! ¡¡Tina!!... ¿En qué estabas pensando?" me regaña la maestra.
"En nada," respondo con una inocente sonrisa.
'Si se lo digo seguro que me suspende la asignatura.' La Señorita Elena no era de las personas que apreciaban mis comentarios.
"Bueno como iba diciendo, aquí precisamente, se dividen dos caminos. En la era medieval se decía que ese de allí," dijo la maestra señalando al camino de la izquierda."...estaba hechizado porque la mayoría de los viajeros que lo tomaban no regresaban. Hoy nadie lo usa. Como pueden observar hay un cartel que estrictamente prohíbe el paso; por eso seguiremos nuestro recorrido por el de la derecha."
"¿Maestra que hay en ese camino?" pregunté.
"Por allí está la aldea de Amilin, o eso dicen," responde ella con un tono que decía "obvio." "No haz leído el capitulo. ¿Tina?"
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La Princesa Dragón
FantasyTina es una muchacha como otra cualquiera pero cuando sus padres adoptivos se mudan a su país de origen infestado de leyendas de dragones su vida cambia. Ahora, enredada en un nuevo mundo gracias al misterioso fantasma de la última reina dragón, Tin...