EPÍLOGO

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-¿Por que?

-¿Porque que?- Preguntó Jace de vuelta al no comprender mi pregunta.

"¿Estas segura de que quieres saberlo? No creo que la respuesta te guste. Te ha salvado, céntrate en eso Raven." Advirtió Soul.

"Necesito saberlo. No se cuanto nos quede para llegar a un lugar seguro, pero necesito dejar esto atrás junto a Rimbaud."

-¿Por que mataste a Alice?

Un silencio gélido prosiguió a mi pregunta y apretó las manos en el cuero del volante, con fuerza, tanta que se le pusieron los nudillos blancos. Las ruedas avanzaban, acercándonos cada segundo mas a nuestro destino, desconocido para mi, y el silencio solo se hacia mas pesado.

-Necesito que me lo digas Jace, no puedo seguir adelante dejando incógnitas, necesito cerrarlo.

-No es algo fácil, Raven. He tenido que hacer cosas horribles en mi vida para proteger a otros. Solo puedo decirte que lo que hice, fue para protegerla.

-¿La mataste para protegerla? ¿Que sentido tiene eso?

-Se que para ti, en este momento no tiene sentido, pero dame tiempo, por favor. Hay muchas cosas que tu no sabes de este mundo y que yo no puedo explicarte. Solo piensa en lo que quería hacerte Daniel. Iba a ir a por Alice primero, lo que le hice fue mucho mejor que lo que le hubiera esperado con él.

Aunque su respuesta no fue satisfactoria me quedé en silencio, pues solo en el silencio estaba segura y no sabia que decir. Era verdad que lo que Daniel tenia preparado para mi me era incierto, pero seguro que era peor que la muerte por como había estado burlándose.

De nuevo el manto del silencio nos cubrió, ninguno dijo nada, casi no se escuchaban nuestras respiraciones. La noche estaba en calma, no como mi interior.

De pronto, el oscuro y cerrado camino entre los arboles se abrió en un claro, tan solo iluminado por la luz de la luna.

El coche paró ante lo que parecía una vieja casa de campo, con un jardín lleno de hojas y muy descuidado. La casa parecía abandonada, pero la puerta principal se abrió antes de que pudiera siquiera preguntar que hacíamos en ese lugar destartalado, mostrando un reguero de luz y un par de siluetas corpulentas en la entrada.

Jace salio del coche y se apresuró a abrirme la puerta, mientras que las siluetas volvían a entrar en la casa, dejando contemplar una pequeña visión del interior, de un pasillo limpio y bien cuidado.

-¿Que es este sitio?- Pregunté curiosa.

-Es mi casa. Bueno, en realidad no es mía, simplemente es donde he estado viviendo desde que entre a trabajar en Rimbaud.

-¿Porque... Porque estabas en Rimbaud? Creo que es mas que obvio que no eres un autentico celador.

-Lo sabrás todo enseguida. Entra, por favor.

Caminé hacia la puerta, seguida de cerca por él. 

Al traspasar el umbral, se hizo notable una gran diferencia entre el destartalado exterior y el limpio y ordenado interior, con las paredes pintadas de un reconfortante tono tierra y una mesita en el recibidor. En el pasillo, donde una escalera llevaba al piso superior, se abrían tres arcos. A la derecha estaba la entrada a un amplio salón, tan grande que daba cabida a tres sofás, una enorme televisión, una esa de billar, juego que había visto en muchas ocasiones en mi niñez, antes de entrar al centro, y un enorme armario con botellas de diferentes colores. El arco de la izquierda llevaba hasta una moderna cocina, con una nevera doble, dos hornos y una bonita isla. Respecto al tercer arco, no podía ver lo que había allí, puesto que era el único que estaba cerrado por una puerta.

My demonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora