Los chicos de Haikyuu! son el tipo de novio que...
•No copias ni adaptaciones.
•Los personajes no me pertenecen.
•Las imágenes no me pertenecen. Créditos a sus respectivos autores.
Nishinoya es el tipo de chico que se declararía así:
Se giro por... por... vale, ella había perdido la cuenta de cuantas veces se había girado para ver a Noya.
Vio su cabello, rubio teñido y el natural, escondido detrás de un tacho de basura. Ese escondite de verdad no servía para nada; Nishinoya era enano pero el tacho era aun más pequeño y su cabello que resaltaba no ayudaba.
Se pregunto si no se cansó de seguirla, puesto que había estado desde que ella ingreso al recinto en la mañana. Ella se había dado cuenta al principio y confirmo sus sospechas cuando varios alumnos más le dijeron que Noya la seguía.
Ella pensó que era un juego, así que no dudo en todos los recesos o momentos libres recorrer toda la preparatoria sólo para molestarlo. Pero de un momento a otro llego a cansarse, ¿cómo soportaba él? Después de todo, por algo es un deportista, fue lo que pensó.
Sin embargo, ella ahora se cansó. Aceptaba que fuera Noya quien la siguiera, pero luego se sumaron Tanaka, Ennoshita, cuatro de primero, dos chicas, y sus senpais, Sugawara-san, Asahi-san y Sawamura-san; no sólo la seguían, si no murmuraban cosas como: "Ve y hazlo", "ve y dile", "Te arrepentras si no lo haces" y muchas más palabras de aliento, allí fue cuando se incomodo y se molesto.
Así que al segundo de haberse girado, no dudo en hablar:
— ¿Necesita algo, Noya-san?
El chico se sobresalto, tiro al piso el tacho de basura, dejando ver a todos los nombrados anteriormente. Todos quedaron en blanco.
¿De verdad creyeron que era un buen escondite?
El nombrado se levanto y con un cartel en la mano, rosas y un oso se acerco cabizbajo.
—Y-yo —Tomó aire. —, ¡me gustas, _____-san! ¡acepta estos regalos! —Extendió sus brazos y ella muy avergonzada los tomo. — ¡por favor, se mi novia! —Hizo una reverencia y espero allí.
Espero nevioso y con su corazón latiendo a mil por microsegundos.
Cuando todos sus senpais, Tanaka y sus kohais le dijeron como se sintieron al confesarse aseguro que a él no le pasaría, "¡Los verdaderos hombres no tiemblan de nervios!" Pero allí estaba temblando como una hoja de árbol recíen caída.
—Claro que si —Susurró ella.
El día de Noya se alegró y cuando fue felicitado por sus compañeros el volvió a asegurar: "¡Los verdadedores hombres no tiemblan de nervios!" aunque nadie la haya creído y todos se rieran.
Estuve toda la tarde pensando en que podía hacer pal noya y la wea se me ocurre en la baño, k kulz akdjas
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