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- ¡Lucky Charm! -grito Ladybug con su yoyo mágico- ¿Un espejo?

Mientras Ladybug pensaba en cómo usar el espejo no se percató de que Chat Noir le estaba gritando, ya que el akuma se estaba acercando.

- ¡Ladybug! -grito Chat otra vez, el akuma apunto a Ladybug con su arma transformadora, Chat rápidamente trato de evitarlo lanzándose sobre ella pero llego demasiado tarde.

La figura de su lady empezó a achicarse hasta llegar a la de una pequeña de 4 años. Sin pensarlo Chat la tomo en sus brazos y se la llevo lejos de aquí. Entro a una habitación -ya que estaban en el hotel- dejando a su lady sentada en la cama. Pocos segundos después sus aretes comenzaron a sonar envolviéndola en una energía rosa. Se acerco un poco y vio a una pequeña azabache de ojos celestes, andaba con una jardinera rosa y con dos coletas, la reconoció con un poco de dificultad.

- ¿M-Marinette?

La pequeña al reconocer su nombre se dio vuelta, frunció su pequeño ceño al no saber quien era.

- ¿Quién es?

Cruzo sus brazos en modo defensa, ya que su madre le decía que no hablara con extraños. Una pequeña figura roja salio y se puso al frente de Chat.

- Al parecer de nuevo tiene cuatro años, y solo tiene esos recuerdos.

- ¿No recuerda que es Ladybug?

- No, nada más que cuando tenía cuatro. Llevémosla con sus padres.

- ¿Y qué les diré?

- Que fue alcanzada por el akuma.

El felino asintió un poco preocupado y tomo a la pequeña en sus brazos para dirigirse a la panadería.

Al llegar a esta toco la puerta, dejando salir a los señores Dupain-Cheng.

- ¡Mami, papi!

- ¿¡Marinette!? -preguntaron al unísono anonados-.

- Lo siento mucho señores, pero no pude salvarla del akuma.

- No te preocupes Chat Noir hiciste lo que pudiste -dijo amablemente Sabine-.

- Además es una pequeña adorable.

Chat asintió he hizo un ademan para retirase del lugar. Se fue de la panadería y se dirigió techo por techo a la mansión Agreste.

Al llegar deshizo su transformación y se lanzó a su cama totalmente triste, los kwamis miraban con extrañeza y preocupación la escena. La kwami roja le hizo señas con sus manitas al pequeño felino para que se acercara a su portador.

- Hey chico -dijo volando para sentarse a su lado- Sabes la identidad de tu lady, ¿por qué tan triste?

- Plagg no lo entiendes, fui un idiota.


   La chica de coletas salió del salón totalmente vigorizada. Tenía todo listo, Nino le diría a  Adrien que debía irse antes dejándolo solo, en ese momento Marinette saldría y al fin después de mucho tiempo se declararía.

Si todo funcionaba y sus sentimientos eran correspondidos, sería el mejor día. Y si la rechazaba –aunque le costara pensarlo-, trataría de marcharse lo más digna posible.

Con toda la esperanza abrazo a su amiga en modo de despedida y se fue a la salida. Ahí estaba Adrien parado esperando a su chofer, la azabache se dio unos segundos para completar toda esa perfección.

Little Marinette |MLB|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora