¿OTRA VEZ ÉL?

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Ya había pasado una semana desde el incidente en el concierto, y la verdad no quería recordar eso, a pesar de que comenzaba a parecerle una situación divertida.

La vida seguía su rumbo normal para Jonghoon: monotonía tras monotonía, y todo sin ningún sentido.

Por fin tenía un día libre, un día sin tener que ir a ese horrible lugar. Trabajaba en un despacho de abogados, en un puesto que su tío había conseguido para él, con muy buena paga, cabe resaltar.

Decidió aprovechar su día e ir a buscar un libro que le habían recomendado ampliamente, además creía que leer sería una buena forma de escaparse un rato de la realidad.

Entró a una librería bastante interesante: no era demasiado grande, pero tenía un aire rustico y se respiraba un fuerte olor a libros; transmitía una sensación de paz bastante reconfortante. Comenzó a caminar por el lugar, observando los anaqueles y los estantes, pero no encontraba su principal objetivo.

-¿Te puedo ayudar en algo? –escuchó una voz algo grave y aterciopelada que le resultó un poco familiar; giró sobre su eje para toparse con aquel pelicastaño que una semana antes lo hizo meterse en un problemón.

- Estoy buscando este libro. –Le entregó un papel que tenía escrito el título del libro que llevaba media hora buscando, ignorando el hecho de que conocía a aquel chico.

-"El nombre de la rosa", Humberto Eco –dijo leyendo en el papel, al parecer no había reconocido a Jonghoon- Claro que lo tengo, por favor sígame- le hizo una señal al pelinegro para que lo siguiera y lo dirigió a un estante para alcanzarle el libro y entregárselo. -¿Se le ofrece algo más?- Preguntó mientras le regalaba al otro una sonrisa amable.

Jonghoon quería golpear al castaño por ser tan sínico y darse el lujo de ni siquiera recordarlo, pero se limitó a negar con la cabeza y tratar de sonreírle de vuelta. Ambos fueron hasta el mostrador: Jonghoon pagó su compra y la recibió en una bolsa de manos del castaño. Se disponía a irse, pero el otro chico lo detuvo rápidamente, Jonghoon lo miró bastante confundido.

-Yo solo quería agradecerte, sé que tú pagaste mi fianza ese día, pero lo que realmente no sé es el motivo de eso, creí que me odiabas por meterte en ese lío. –mientras hablaba, nunca despegó sus ojos de la mirada penetrante del pelinegro, a pesar de la vergüenza que estaba experimentando.

-No necesitas agradecer, solo lo hice por lástima –dijo en un tono serio y despreocupado- Pero eso es independiente, te odio por hacerme pasar por cosas desagradables innecesariamente.

-Pero aun así tengo la necesidad de agradecerte –suspiró cansado, no pensaba seguir humillándose de esa forma –Ten- le tendió una bolsa de papel- No me gusta deberle nada a nadie, aún si fue por lástima, te debo una. Es uno de mis libros favoritos, espero que lo sepas apreciar. Y también está algo de lo que te debo por la fianza, no es todo, pero algo es algo. –El tono de su voz delataba lo molesto de se encontraba, aunque trató de ser respetuoso, porque aún le estaba agradecido y la vergüenza por lo que su borrachera había causado seguía presente.

Jonghoon estaba sorprendido, no sabía qué o cómo responder a eso, pero tampoco fue capaz de hacerlo, puesto que el otro chico se fue a seguir con su trabajo dejándolo con la boca abierta.

Jonghoon estaba sorprendido, no sabía qué o cómo responder a eso, pero tampoco fue capaz de hacerlo, puesto que el otro chico se fue a seguir con su trabajo dejándolo con la boca abierta

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Te convertiste en mi brillante melodía. (Yehyun) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora