*Pudo haber llamado a los trabajadores, incluso a la Policía, desde que Alejandro salía con Libia y después de todo lo sucedido con Teodoro y el propio Armando siempre había policía cerca, pero no. A cambio escuchó. Le aseguraban ahora la muerte de Teodoro y, a pesar de todos los problemas, algo dentro se rompió, pero las lágrimas crecieron e inundaron su rostro mientras Armando le contaba la verdad, le contaba la relación entre Teodoro y Franco, y en numeraba todos los problemas y maltratos que tuvo Teodoro, también, que ese no era su nombre pero su nombre no importaba, todo eso estaba atravesado porque quizá Teodoro tenía la verdad que a ella le interesaba, que le llenaba de dudas cada segundo y ahora, estaba muerto. *
Sara: espere, usted ¿por qué me está contando todo esto?
Armando: porque, voy a anular una promesa con otra promesa
Sara: no le entiendo. Explíquese
Armando: un día, después de la muerte d ella única mujer que he amado me prometí acabar con la felicidad de Franco. Ideé miles de planes, en los cuales,mides de luego estaba incluida usted.
*Sara se puso, aún más pálida, dio un paso atrás mientras acariciaba su abdomen, que sentía día a día menos plano*
Armando: sí, desde luego, esta sería una oportunidad perfecta, estamos solos, usted está en una clara condición de desventaja. No sólo le haría sentir al baboso ese lo que yo sentí, cuando me arrebató a mi mujer, sino, que, además, podría arrebatarle a su preocupo hijo, eso, es aún más doloroso que la muerte.
*silencio*
Armando: pero no, Sara, no se preocupe. No voy a negar, pensé que era usted más inteligente, aún así. No vengo a hacerle daño. Como le dije, voy a anular una promesa con otra. Si bien, Rosario es la única mujer que he amado, Él es el único amigo que he tenido, y me hizo jurarle no cometer ninguna bajeza contra su sobrino, así que, por su memoria. Sólo me iré. Pero quería contarle antes, quería que él supiera la verdad. La verdad que le contó, su señor padre en esa bodega. Él merece saberla.
*Sara mira incrédula, se lleva una mano temblorosa a la boca, no puede articular palabra*
Armando: nos volveremos a ver Sarita ... ¿ debo decirle Elizondo?
*Armando se toma el sombrero, hace una pequeña venía y da media vuelta*
Sara: espere. Le dijo algo. Teodoro, le dijo algo de mi ¿quién es mi padre? ¿Él lo sabía?
Armando: para serle sincero, no lo sé, no sé si lo sabía. No me dijo. ¿Sabe algo?
*se gira de nuevo para verle la cara a Sara*
No se preocupe, viva. Hay una única certeza que es la muerte, que incluye otra certeza que estar vivos, al fin y al cabo, la vida no es más que una muerte construida poco a poco. Así que no pierda su tiempo pensando en banalidades, ¿qué importa quién la hizo? Fue ese hombre, quien le dio una familia, con quien se crió y, en parte, por quien es lo que es. No espere a que sea tarde, no espere a que lo incierto del cuando nos llega el día la sorprenda sin haber construido cada escalón del camino de su muerte, sin haberlo disfrutado, sin haber reído llorado, Amado y hasta odiado, equivóquese, enójese y vuelva a reír, vea el color, los días grises y todo ¡viva Sara! Porque esta vida es muy corta como para no hacerlo. *y se fue****
*sin saberlo ese día, ese hombre le había dado una de las lesiones más grandes de su vida, y ahora, desaparecía para siempre con el recuerdo de meses de lucha, con la duda, el miedo y con una nueva esperanza. Viviría, sí. Por ella, por su hijo. Por Franco. *