Justin suspira aliviado cuando por fin llega a su pequeño departamento, no es la gran cosa pero al menos es digno. Aunque, bueno, luego de estar en la gran casa de Ariana, el oji-miel no se conforma con nada de lo que tiene.
Oh, Ariana. Esa chica que ha estado metida en sus pensamientos durante los últimos días. Una clienta a la cual Justin muere por volver a ver y follar.
El chico se sienta en el cómodo sofá que se encuentra en la pequeña sala, suelta un suspiro y luego gruñe por no poder quitarse de la cabeza a esa hermosa mujer.
—¿Qué me estás haciendo, Ariana Grande? —murmura a la vez que cierra sus ojos.
Su mente viaja al momento en el que Ariana es suya, recordando como se convierte de toda una princesa a una chica mala y totalmente salvaje en cuestión de segundos. Y le encanta que ella se comporte de esa manera; que siga siendo toda una señorita a pesar de ser una total perra en la cama.
La alarma de su teléfono le saca de sus pensamientos y cuando Justin lo observa nota que ya es la hora de ir a su trabajo.
—Hora de volver a fingir que me atraen esas viejas asquerosas —suspira, fastidiado, mientras que comienza a caminar hacia el baño de su departamento, con la intención de darse una buena ducha.
Tiene que oler bien y ser pulcro si quiere conservar su trabajo.
×××××
El oji-miel termina de colocarse su bóxer Calvin Klein, sintiendo la mirada de varias de sus compañeras. Ya acostumbrado a las miradas, Justin simplemente pone sus ojos en blanco antes de tomar una de sus colonias favoritas para perfumar su cuello.
—¡Vamos! Muevan esos culos que la subasta está por comenzar —Alexia, la regordeta mujer que se encarga de que todos los pagos sean realizados en ese club, irrumpe en la habitación—. Rápido, chicas, sus clientes les esperan —la mujer apresura, logrando que varias salgan del camerino—. Oh, no. Tú no —toma el brazo de Justin cuando él está a punto de salir—. Han pagado una gran cantidad por pasar todo un fin de semana contigo, así que junta todas tus cosas, te esperan en la entrada —le da un guiño.
Justin suspira y lentamente comienza a vestirse, sin apuro alguno en ir al encuentro con su clienta, quien seguramente es una señora mayor con dinero a la cual su marido no satisface, o simplemente sigue soltera. Tal y como son la mayoría de sus clientas.
El castaño termina de guardar algunas cosas en su bolso, totalmente sumergido en su mundo e ideando algún que otro plan para lograr excitarse con una vieja frustrada sexualmente. Lo peor de todo es que: de la gran suma de dinero que pagan por pasar tiempo con el chico, él sólo ve el 50% de ese dinero.
Debe de esforzarse por llegar al orgasmo y satisfacer a esas mujeres para luego recibir menos del dinero que se merece por pasar algunos malos ratos.
Una vez que está listo, sale del camerino, caminando a paso lento hacia la sala, ignorando a todo aquél que se cruza en su camino hacia el encuentro con su clienta.
Un hombre alto y fornido espera por el muchacho en la entrada del local, Justin se sorprende un poco, pero al reconocer de quién se trata todo rastro de sorpresa desaparece de su ser.
—Ella te espera en la camioneta —es lo único que dice el hombre.
Y Justin sale sonriente del lugar, aún cuando los paparazzi comienzan a tomarle fotos. Porque saber que ella quiere volver a verlo, que ha pagado por pasar un fin de semana junto a él, es algo que le hace latir el corazón a mil, al igual que le hace sentir cosas raras en su estómago.
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Justin frunce el ceño cuando baja de la camioneta y nota que están en el aeropuerto y no en la casa de Ariana. Se voltea para poder observar a la chica, dejando que ella vea que está muy confundido y que le sorprende estar en ese lugar.
—Pasaremos nuestro fin de semana en Hawaii —sonríe la castaña—, necesito estar aislada de todo.
El oji-miel se encoge de hombros, sin darle mucha importancia al asunto. No es la primera vez que alguna de sus clientas le lleva de viaje a algún lugar o derrochan su dinero en comprarle alguna cosa.
—Camina más rápido si no quieres que las estúpidas pirañas nos molesten —Ariana toma el brazo de su acompañante y le hace caminar más rápido.
Y Justin se deja llevar, se deja hacer, como siempre.
¿Se pasan por "Homofóbico"? Estoy segura de que les encantará, xox.
Las quiero, gordas.
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My favorite client
FanfictionNormalmente, los hombres van a los prostíbulos en busca de alguna mujer que venda su cuerpo para pasar una muy buena noche. Incluso, en el ámbito de los famosos contratan a ese tipo de mujeres para las fiestas, así varios de sus invitados se mantien...