El amanecer verde

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Una vez lista para seguir con el plan, Cersei salió de la habitación sin prisa. Ella era la que controlaba todo.

-¿Alguna noticia Ser Robert?- preguntó a pesar de saber la respuesta.

El gigante no dijo nada, solo guardo la espada en su funda y se puso al lado de la Reina, para protegerla.

- Entonces sigamos, que estoy ansiosa de ver el acto final de mi obra maestra.


Caminaron por los pasillos y jardines de la Fortaleza Roja, encontrando se con algunos pocos sirvientes, que al momento de ver a la pareja salían corriendo como si el Desconocido estuviera tras de ellos. Claramente emitían un aura de poder y muerte que hasta los ciudadanos más simples podían notar.

Subieron las escaleras hacia la habitación de Cersei, donde estaba todo listo para que la Reina pudiera disfrutar del espectáculo que estaba a punto de cambiar la faz de los Siete Reinos y ella era la que contaba con el mejor asiento.

- Gracias por su servicio, Ser Robert. Ahora vaya con mi hijo y proteja lo de todo daño, ya sabe que debe hacer si intenta escapar de su habitación. Aunque no creo que lo haga cuando vea lo que su madre le preparo.

Este emitió un pequeño gruñido que Cersei tomó como un si y salió de la habitación, sin hacer ruido salvo sus pesadas botas estrellando se con el piso.

Cersei tomo sin pensarlo la jarra con vino fresco y se sirvió una copa. Siempre era buen momento para una copa de vino; y más uno como este. Si todo funcionaba como debía, la historia la recordaría como una gran líder, que hizo lo mejor para el pueblo; y si fallaba, bueno al menos acabaría con algunas cuantas personas indeseables.

Mientras dejaba que el sabor del vino llenara su boca, se puso a recordar como es que había iniciado todo, su amado Amanecer Verde.

Los rumores llevaban años serpenteando por los oídos de la gente en Desembarco del Rey, aunque eran creídos como cuentos de viejas.

Se decía que Aerys II había descendido tanto en las cuevas oscuras de su mente debido a la locura que lo carcomía dentro que desarrollo cámaras secretas debajo de su ciudad; con el fin de quemarla toda y renacer de las cenizas como el dragón que era él.

Estas eran las historias que la pequeña Cersei y sus hermanos oían desde pequeños en los pasillos de su hogar de boca de los sirvientes y los lores menores.

A los pequeños leones Lannister poco les importo esto, pero ella siendo curiosa por naturaleza y para su ventaja comenzó a preguntar sobre este misterioso fuego verde.

- Padre ¿podrías explicarme de que se trata todo eso sobre el fuego valyrio?

Tywin miró a su hija con extrañeza, una niña de su edad y menos de su condición debería estar haciendo esa clase de preguntas.

- Por ningún motivo te hablaré sobre eso, mi leona. Tal cosa malévola no es tema para una chica como tú, además de que es algo de los cuentos de hadas.
Así que olvídalo de una vez, y no vuelvas a pensar en ello. - Tywin le respondió con una voz como trueno.

Pero todo esto tuvo el efecto contrario, Cersei se interesó aún más en este fantástico fuego destructor.

Comenzó a cuchichear con las sirvientas más a menudo, a espaldas de su padre claro está, e incluso llegó a escabullirse a la biblioteca del castillo a altas horas de la noche acompañada de una vela y nada más; intentando hacer el menor ruido posible.

Mientras más leía sobre el tema, más le interesaba verlo en persona para admirar su fantástico poder esmeralda; todo esto llenando un frasco de conocimiento ígneo esperando el momento exacto para explotar.

Los años pasaron y el tema dejo de ser importante pero nunca abandonó la mente de Cersei.

Ahora bien, algo de esa magnitud no podía ser usado un día sí y otro también. Así que espero como una leona al acecho, a que la presa estuviera lista para saltar sobre ella y acabar con ella.

Y entonces fue que el primer golpe llego

Cersei: Reina de fuego Donde viven las historias. Descúbrelo ahora