Hannah, la viajera

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Hannah, la viajera:
En un viaje de París a Budapest, Hannah descubrió dos cosas: que perderse no requiere esfuerzo y que un mapa solo sirve si uno sabe donde ir. Desde entonces, lleva consigo una pequeña libretita roja en la que anota sus pensamientos.
Los tulipanes de Ámsterdam, por ejemplo, le recuerdan los dulces que le regalaba su abuela. Y el reloj de Londres, a aquella institutriz inglesa que a los cinco años le enseño a escribir... Hannah no va a la escuela, no tiene muchos amigos. Sus padres viajan todo el tiempo y ella debe acompañarlos. Por eso, cuando se siente muy sola, abre su cuaderno y anota: ¿de qué color es el frío de Siberia? ¿Como suena el mandarín? ¿Por que la comida de México es tan picante?
De cada ciudad, se cada persona, guarda un pensamiento. Y cuando quiere volver a ellos, sólo abre su libretita roja y se pone a leer el mapa que de a poco su pensamiento dibuja.

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