Selena, la niña de los lobos

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Selena, la niña de los lobos:
Su humor baila con la luna. Crece o decrece como las mareas. Generalmente ilumina la noche con luz plateada y los búhos que viven en las acacias festejan cada cada una de sus ocurrencias.
Otras veces, el rostro de Selena se torna tan oscuro que su familia le teme. Sólo Endim, el pastor de la campiña que además es su mejor amigo, la entiende. Sabe que cuando atraviesa por días de noche cerrada, mas le vale sumarse al silencio porque no hay palabras que le permitan llegar a ella. Entonces, se dejan estar sobre la hierba y miran el horizonte, mas allá de los sembradíos, hasta donde el valle fértil se desmaya en desierto... Endim piensa que el humor de Selena es como un barco que siempre parte para siempre regresar, que él es quien amarra la nave y quien la libera para la partida -y esa idea, durante su ausencia, le complace.
Habrá que preguntarle a los lobos que es lo que lleva esta niña en los bolsillos de su chaqueta.

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