Támara, la coleccionista de huesos de muñeca:
A Tamara le encanta destripar muñecas. Nada grave -aunque su madre no opine lo mismo.
Generalmente suele esperar unos meses a que envejezcan, a que el pelo se le ponga chuzo y los ojos bizcos, a que pierdan su ropa de gala o sus zapatos de baile antes de someterlas a cruentas operaciones. Toma las tijeras de costura y entonces las abre por delante o por detrás, una y otra vez, busca su corazón, sus huesos. Pretende encontrar dentro de ellas el misterio que les da esa vida intensa durante el tiempo que la acompañan: un reloj, un cristal, un bombón, acaso un hada...
Busca y rebusca, pero no: siempre ese vacío absurdo que la sorprende. No obstante, no pierde las esperanzas. Támara cree que el día que encuentre el secreto su madre ya no necesitará de cirugías y doctores, que en su casa ya no habrá silencios de despedida. Ese día, la vida volverá a ser una fiesta.
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Niñas
FantasyAylen, Tamara, Hannah, Justina, Madai, Selena... Más que nombres son relatos, pequeñas estampas de niñas que se resisten a crecer. Una vive de noche, otra es compañera de los lobos, hay quien destripa muñecas o camina de puntillas por la China medie...