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Eran probablemente las 4 de la madrugada cuando Dean vaciaba su quinta jarra de cerveza, conteniendo la tentación de pedir wiski seco. Veía las botellas frente a él y la idea de empinárselas todas le venía a la cabeza cuando la marca escocía en su brazo. Se apretaba el mismo inconscientemente y le sonreía forzosamente al bar-tender cuando le traía la sexta jarra.

Bebió un sorbo y levantó luego la mirada hacia el espejo frente a él al otro lado de la barra, el que le devolvía ahora su reflejo. Su mente le jugó un sucio truco y por un par de segundos juró haberse visto con los ojos completamente negros, sacudió la cabeza y esperó a que volviese a pasar pero definitivamente había sido una alucinación de su parte.

Hacía pocos meses habían logrado librarse de esa demoníaca versión de sí mismo, y aun no lograba arrancarse la maldita sensación del cuerpo, mucho menos la culpa. Se empinó más de la mitad de la cerveza y respiró hondo luego sacudiendo todo pensamiento.

Solo relájate Dean, todo está bien, todo va a estar bien ―Se dijo a si mismo obligándose a creerlo.

Mientras, no muy lejos de aquel bar

Papeles tirados, periódicos de hace un par de semanas, latas de cervezas vacías y comida sin terminar de hace varios días, estaban regados por toda la habitación del viejo motel en donde Madisson se había estado quedando las últimas noches. Ni siquiera se tomó la molestia de arreglar la cama, se quitó las botas y se sentó en el borde de la misma algo pesarosa. 10 minutos más tarde se levantó y caminó sin muchos ánimos hasta el cuarto de baño, tomó una ducha para quitarse toda la suciedad, la sangre y el olor a hombre lobo que cargaba encima.

Voy a echarte de menos Suzanne ―susurró mientras las lágrimas no se hicieron esperar. Empezó a llorar tan fuerte que no notó el momento en el que estaba sentada en la bañera con las piernas sujetas con sus brazos, mientras el agua tibia golpeaba su cuerpo. Aquella rubia había sido su amiga por muchos años.

Salió del cuarto de baño con la esperanza de que la ducha le ayudara a dormir, aún con la bata puesta deambulaba por la habitación buscando un poco de alcohol que nunca encontró.
¿Dónde están esas latas de cerveza? ―refunfuñó rebuscando por todos lados, gruñendo al darse cuenta que ya se las había bebido todas.

Vio el reloj que marcaba las 4:00am.
Bueno en algún lugar debe de haber un bar abierto ―comentó en voz alta.

Esa madrugada hacia un poco de frío así que opto por unos jeans, botas a las rodillas, una camisa a cuadros, la chaqueta de cuero y una pashmina para cubrir el cuello. Tomó las llaves de la moto y subió a ella para marcharse. No tuvo que buscar mucho, a pocos kilómetros del motel había lo que parecía ser un bar, y lo mejor, que estaba abierto.

Dentro algunos tipos rudos estaban tomando cerveza, pero lo que llamó su atención fue encontrar un rostro conocido. El cazador de hacía unas horas estaba sentado en la barra y por la cara que tenía, tampoco debía de haber tenido una buena noche. Lo pensó un par de segundos antes de caminar hacia él.

Un wiski doble ―pidió cuando el barman se acercó a ella. Haciendo que el cazador girara a verla.

Dean reconoció la voz casi de inmediato, y ahora que la miraba tomando asiento junto a él, la detalló por un instante percatándose de que se había dado un buen baño y ahora parecía incluso mujer. Una bastante atractiva para variar. Pantalones ajustados, blusa de cuadros azul con verde, chaqueta de cuero y bufanda. Sí, definitivamente atractiva.

Conteniendo la risa, volvió la mirada a la jarra de cerveza frente a él y la tomó para beber otro poco.
¿Fresca? ―preguntó refiriéndose a no tener sangre y suciedad encima.

SI, y veo que no soy la única ―comentó teniendo la oportunidad de admirar a aquel hombre con el cabello medio despeinado, jeans deslavados, camisa gris que resaltaba sus ojos verdes, chaqueta de jean y además olía bastante rico, o como ella y su amiga solían bromear "olía guapo"
‹‹Wow vaya que ojos››

Al parecer, tampoco no soy la única que ha tenido una mala noche ―agregó mientras se acomodaba en su asiento. Si bien no conocía a Dean, algo le decía que él no estaba en sus mejores días.

NEVER BACK DOWNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora