26.

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Escondida entre las sábanas,

hablaba con sus pesadillas,

y, mientras transcurrían las manecillas

esas pequeñas perlas en llanto amanecían.


Empezaba a hacer frío,

y su piel ya no sentía su abrigo.

Aquello que en su día hubo,

acabó perdiendo su brillo.


En el reflejo de su espejo, su cuerpo era espanto,

sus labios carnosos permanecían cerrados,

y sin sueños, todo permanecía sellado.


Pero sin darse cuenta, el miedo se había apoderado,

inquietante y sin lustre en su mirar,

regresó, la ilusión perfecta de la luna en el mar.


LuftmenschDonde viven las historias. Descúbrelo ahora