Día 2

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El hombre es más estúpido de lo que cree...y hay veces, en que se deja llevar por sus sentimientos, que a la vez son su más grande debilidad.

Es como cuando un niño pequeño, con sus torpes dedos abrocha los botones de su camisa de manera incorrecta.

Es fácil reírnos de aquellos que se abrochan los botones de manera incorrecta.

Es fácil reírnos al ver que los botones siguen mal abrochados y no se dan cuenta de ello.

Pero no es algo que pasa siempre... sin darnos cuenta todos nos hemos abrochado mal los botones en algún momento.

Una pequeña equivocación... un corto momento de torpeza. Todos quedamos a merced de ese tipo de situaciones y seguimos por el camino incorrecto.

Pero... ¿quién podría culparnos de eso?, ¿esta mal sentirnos solos?, ¿por qué no nos es posible apoyarnos en la persona que está a nuestro lado?.

¿quién podría estar solo en una noche tan fría y desolada rodeado de total obscuridad?.

Si estamos con una persona sólo para llenar un vacío sin fondo, los brazos que nos rodean no son los que deseamos, no es ese el pecho en el que nos gustaría estar recostados. Eso lo sabemos muy bien... pero aun así hay noches en las que no lo podemos evitar.

Notar que los botones están mal abrochados, siempre ocurre en el último momento... pero hasta entonces seguimos avanzando, creyendo que estamos haciendo lo correcto. Nosotros estaremos entonces sorprendidos al darnos cuenta de la magnitud de nuestros errores.

 Nosotros estaremos entonces sorprendidos al darnos cuenta de la magnitud de nuestros errores

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